Puntuación:
El libro ofrece un importante análisis académico de la Batalla de Little Bighorn, apoyándose en numerosas pruebas arqueológicas. Ofrece nuevas perspectivas sobre los acontecimientos de la batalla, centrándose en el armamento, los movimientos de tropas y la dinámica entre las fuerzas de Custer y los combatientes nativos americanos. Aunque es apreciado por su profundidad y minuciosidad, algunas críticas señalan que puede resultar árido y excesivamente técnico en algunas partes, lo que podría hacerlo menos accesible a los lectores ocasionales.
Ventajas:El libro recibe elogios por sus exhaustivas pruebas arqueológicas, sus claras conclusiones y sus importantes contribuciones a la comprensión de la batalla. Los lectores apreciaron el meticuloso análisis de los artefactos, las inferencias estadísticas sobre el armamento y las nuevas perspectivas sobre los acontecimientos históricos. Se recomienda especialmente a quienes tengan un gran interés por la historia militar y la arqueología.
Desventajas:Los críticos señalaron que la redacción puede resultar árida y excesivamente académica, lo que puede alejar al lector general. Algunos consideran que algunas partes del texto son demasiado técnicas, y varias reseñas mencionan la necesidad de mejores ilustraciones o de una sección en color para mejorar la comprensión. Además, aunque amplía ciertos aspectos de la batalla, algunos lectores opinaron que no resolvía todas las incertidumbres existentes.
(basado en 46 opiniones de lectores)
Archaeological Perspectives on the Battle of the Little Big Horn
Desde las masacres de Custer el 25 de junio de 1876, se ha planteado la pregunta: ¿Qué ocurrió -qué ocurrió REALMENTE- en la batalla de Little Bighorn? Conocemos algunas de las respuestas, porque la mitad del Séptimo de Caballería de George Armstrong Custer -los hombres que iban con el comandante Marcus Reno y el capitán Frederick Benteen- sobrevivieron al combate, pero ¿qué pasó con la mitad que no lo hizo, los soldados, civiles, exploradores y periodistas que iban con Custer?
Ahora, gracias a que un incendio de pastos en agosto de 1983 despejó el terreno de maleza y hierba e hizo posible la realización de exámenes arqueológicos exhaustivos del campo de batalla en 1984 y 1985, tenemos muchas respuestas a preguntas importantes.
Sobre la base de las pruebas arqueológicas presentadas en este libro, sabemos más acerca de los tipos de armas que se utilizaron contra la caballería. Sabemos exactamente dónde lucharon muchos de los hombres, cómo murieron y qué ocurrió con sus cuerpos en el momento de la muerte o después de ella. Sabemos cómo se desplegaban las tropas, qué tipo de vestimenta llevaban, de qué equipo disponían y cómo luchaban. Gracias a las técnicas de la arqueología histórica y la antropología forense, se han identificado los restos y la tumba de uno de los exploradores de Custer, Mitch Boyer. Y mediante la geomorfología y el proceso de eliminación, sabemos con una certeza de casi el 100% dónde se encontrarán los veintiocho hombres desaparecidos que supuestamente fueron enterrados en masa en Deep Ravine.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)