Una vez que el primer búfalo se abrió paso hasta la colmena, se llenó de Keef. Los otros búfalos se separaron y se dirigieron al lado del primero. También fueron enjambrados.
Los Keef subieron por sus patas, sus lomos, sus melenas peludas y las puntas de sus colas. Los Keef pululaban por todas partes, cientos de ellos por cada uno de los búfalos, arrastrándose, mordiendo, masticando y atacando a los búfalos hasta que éstos ya no estaban allí, sólo un enjambre de una masa negra en movimiento.
Aún así, el Búfalo siguió adelante. Los tres se perdieron un poco de vista mientras descendían a la colmena. Estábamos por encima de ellos y todavía podíamos verlos. La colmena era enorme, tan enorme que debía contener millones de Keef. El primer Búfalo que llegó a la colmena siguió en dirección recta, los dos de cada lado empezaron a abrirse en abanico, pareciendo buscar los bordes de la colmena.
Entonces el primero se dejó caer.
Biografía del autor: John L. Mitchell, Jr. ha desempeñado multitud de trabajos y tiene sentido del humor para casi todo. Antes se encontraba en un perpetuo estado de bentos financiero, resultado de un enamoramiento un tanto desquiciado de un hipotético genio interior que aún no ha producido nada sustancial. Espera que disfruten con la lectura de este apólogo que ha ido elaborando a trompicones. El autor reside actualmente en la bella Rocky Boy, Montana.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)