Paul Mosher: Ciudadano psicoanalítico y visionario

Título original:

Paul Mosher: Psychoanalytic Citizen and Visionary

Contenido del libro:

Este libro honra a Paul Mosher y preserva para la historia al hombre y el trabajo que hizo para transformar el psicoanálisis americano para el siglo XXI. Contiene las Lecciones Cívicas de Paul, su informe amicus en el caso Jaffee Redmond, su influyente artículo con Arnold Richards sobre afiliación y certificación y otras muestras de su trabajo. El interés que Paul mostró durante toda su vida por la tecnología y su aguda mente científica fueron decisivos para que los psicoanalistas entraran en la era informática. Sus conocimientos y su propuesta de digitalizar toda la literatura psicoanalítica dieron lugar al PEP, que hizo que esa literatura estuviera disponible con sólo mover un dedo, y este libro también cuenta esa historia. En sus propias palabras, Paul relata fascinantes episodios de su infancia que marcaron su vida y su trabajo, su experiencia con el LSD y el desarrollo de su interés por los ordenadores. Importantes recuerdos personales de amigos y colegas aumentan la historia de Paul y explican cómo su participación propició su extraordinaria influencia en la evolución de la gobernanza y las finanzas de APsaA. También incluye varios bellos ejemplos de su arte fotográfico y de diseño.

Una novedad para todos nosotros es el fragmento de autobiografía que había emprendido cuando su salud se debilitaba, destinado a sus cinco nietos. En ella detalla que, a través de su padre médico, estaba al tanto de la corrupción del departamento de policía local y predispuesto a un claro código ético y un fino olfato para la corrupción. Una viñeta que compartió muestra a unos hombres de negocios alrededor de una mesa, uno de los cuales afirma: "tracemos una línea ética clara y luego veamos lo cerca que podemos estar de ella." La descripción que hace Jeffrey Berman de su trabajo juntos en "Confidentiality " y los dos libros sobre transgresiones psiquiátricas indica lo central que era para su identidad su núcleo moral.

Las hospitalizaciones de su infancia le llevaron a una vida de ejercicio escrupuloso, así como a una cuidadosa planificación financiera después de que un médico le advirtiera de que quedaría inválido a los 50 años. Aunque Harvard no desempeña un papel importante en la autobiografía, se sentía orgulloso de su trabajo sobre cardiología, al que todavía se hace referencia con frecuencia, de su paso por la emisora de radio y de su hogar durante cuatro años, Dunster House. Todo ello seguía estando cerca de su corazón. La transición a la educación psicoanalítica no fue fácil; su formidable tía de matrimonio, Henriette Klein, le advirtió de que su implacable cuestionamiento hacía improbable una carrera cómoda en Nueva York y él, para entonces casado con Paula, se trasladó de nuevo a Albany, para establecer una práctica psicoanalítica de éxito en una pequeña y encantadora consulta privada cerca del centro médico y de la biblioteca jurídica estatal. Crió a su familia en una casa aislada junto a un estanque, lejos de la ciudad, donde, desde los tiempos del Apple II, empezó a crear y vender programas informáticos, a mantener sus numerosos ordenadores y a seguir aprendiendo nuevos lenguajes informáticos.

Las rigideces jerárquicas visibles en las reuniones psicoanalíticas y el caos que observó en el funcionamiento organizativo le llevaron a frecuentar la biblioteca jurídica e investigar sobre la Ley de Sociedades sin Ánimo de Lucro del Estado de Nueva York y a unirse a otras personas comprometidas con la creación de un cambio en la gobernanza de APsaA. A pesar de su retirada planeada de las batallas psicoanalíticas, se convirtió en el motor intelectual de esta lucha a través de sus Lecciones de Civismo, publicadas en línea, que le permitieron llegar e informar a los miembros y apuntalar el cambio organizativo.