Puntuación:
Actualmente no hay opiniones de lectores. La calificación se basa en 2 votos.
"...
A veces tenía ganas de dormirme: la voz de la vieja, aparentemente tan monótona, tenía algo que ver con ello. Y entonces, cuando parecía que iba a dormirme, la voz de la anciana se volvía muy aguda, un poco como esas oraciones de los conventos de mujeres, detrás de las rejas, que parecían dormirse, y de pronto volvían a estar despiertas.
La voz aguda me atraía, como si mi cuerpo mismo se hubiera dislocado; como, más bien, si mi oído se hubiera dilatado, se hubiera vuelto -tenía esta impresión- como esas pilas de porcelana (vi algunas al final de un gran parque) que cuestan todas las campanas del mundo...
© Book1 Group - todos los derechos reservados.
El contenido de este sitio no se puede copiar o usar, ni en parte ni en su totalidad, sin el permiso escrito del propietario.
Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)