Paradojas de la emoción y la ficción

Título original:

Paradoxes of Emotion and Fiction

Contenido del libro:

¿Cómo podemos experimentar emociones reales al ver una película, leer una novela o ver una obra de teatro cuando sabemos que los personajes cuyas acciones tienen ese efecto sobre nosotros no existen? Se trata de un enigma que ha intrigado a los filósofos durante mucho tiempo, y en este libro Robert Yanal examina las soluciones propuestas anteriormente y ofrece una propia.

Formulada por primera vez por Samuel Johnson, la paradoja recibió su respuesta más célebre de Samuel Taylor Coleridge, quien aconsejó a sus lectores una "suspensión voluntaria de la incredulidad". Más recientemente, los filósofos han argumentado que somos irracionales cuando nos emocionamos ante la ficción, o que no nos emocionamos ante la ficción, sino ante los hechos, o que no tenemos una emoción real, sino sólo una cuasi-emoción ante la ficción, generada por nuestros juegos de fantasía. Todas estas soluciones propuestas son objeto de una revisión crítica.

Al considerar insatisfactorias estas respuestas, Yanal ofrece una alternativa, aportando una nueva versión de lo que se ha dado en llamar "teoría del pensamiento". Según esta teoría, los meros pensamientos que no se creen verdaderos se consideran el equivalente funcional de la creencia, al menos en lo que respecta a la estimulación de la emoción. La incredulidad del emocionado en la realidad de los componentes de los pensamientos debe quedar relativamente inactiva. Dicha emoción es real y, por lo general, tiene el carácter de ser ricamente generada pero no consumada.

El libro extiende esta teoría también a la resolución de otras paradojas que surgen de la respuesta emocional a la ficción: cómo sentimos suspense por lo que viene a continuación en una historia incluso cuando la estamos releyendo por segunda o tercera vez; y cómo sentimos placer en narraciones, como la tragedia, que excitan emociones desagradables como el miedo, la piedad o el horror.