Osiris es Israel: El descubrimiento que cambiará la humanidad

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Título original:

Osiris Is Israel: The discovery that will change humanity

Contenido del libro:

En el antiguo Egipto, Osiris encarna a los reyes, el buen Pastor, la tierra, el Nilo, los hombres, los mandamientos, el cosmos, la luz, los dioses, el Hijo de Dios, Dios. Osiris designaba la serpiente primitiva de Amón-Ra (Mitsraim en hebreo) que adornaba la corona de los reyes, el cetro de caña con los tres rayos o los tres Yod primordiales de los reyes, con denominaciones precisas en jeroglíficos.

"Israel" es el nombre, la palabra más sagrada, la más enigmática del Antiguo Testamento, de los Evangelios y del Corán. Siguiendo este hilo y apoyándose en los más grandes egiptólogos, el investigador Roger Sabbah encuentra los mismos atributos de Osiris en el simbolismo de Israel. En la tradición secreta, la Cábala, Israel designa -además de la tierra prometida- la luz, el cosmos, la humanidad, los mandamientos, el Patriarca, la crecida del Nilo, los reyes y los dioses, Dios mismo... El autor aporta pruebas de que el Antiguo Testamento (la Torá) es una refundación del mito, del Misterio de Osiris. La corona de serpiente de los reyes de Israel es, precisamente, la de los reyes "Osiris", falsamente llamados "faraones".

Por los antiguos griegos. Roger Sabbah establece que los Hijos de Israel eran los verdaderos egipcios, "los Constructores que rechazaron la piedra angular" según los Evangelios. Los reyes, los habitantes del antiguo valle del Nilo nunca fueron egipcios. Eran los Hijos de Osiris, IS-RA-Dios, origen de Israel, los juncos Yods.

La correspondencia de Elefantina (hacia - 450) confirma que los judíos eran los sacerdotes de Osiris. El cosmoteísmo de los antiguos "egipcios" -la llamada idolatría de Osiris- era la antigua religión judía de los constructores en su dimensión universal.

Hacia 280 a. C., el rey griego Ptolomeo Filadelfo usurpa el nombre de Osiris a las divinidades griegas y se declara "Faraón" y rey de los "gyptos". Ptolomeo destierra el culto de Osiris, falsifica su nombre por gyptos en todos los libros del mundo. Somete a los judíos a la esclavitud, confisca sus bienes, requisa sus libros, crea sinagogas y sustituye las leyes de Osiris por la Septuaginta, la Biblia griega. La Septuaginta convierte a los judíos en descendientes de los esclavos hebreos del faraón: extranjeros en la tierra de sus antepasados. Moisés se convierte en el nuevo Israel, el enemigo perpetuo de Osiris. Este último, demonizado por la Biblia, está condenado a vagar, exiliado en el mundo de los Misterios.

Esta obra denuncia la ruptura de la ciencia llamada egiptología con la verdadera identidad de aquellos a quienes falsamente denominamos Antiguos Egipcios. La egiptología, que no siguió a Jean-Franois Champollion, ha conducido a la humanidad a un oscurantismo sin precedentes, de consecuencias desastrosas. El antiguo valle del Nilo y su dios Osiris constituían el verdadero, verus Israel. Una revolución.