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Fabled Shore - From the Pyrenees to Portugal
Un marino griego de Marsella compiló en el siglo VI a.C. un libro de navegación topográfica de su viaje desde las Tierras del Estaño en los mares septentrionales, bajando por la costa occidental de Portugal y rodeando el Cabo Sagrado, y así a lo largo de la costa meridional de la península Ibérica, a través de las Columnas, y a lo largo de la costa mediterránea hasta Marsella, su hogar.
La última parte de este libro de navegación, desde la región de Tartessos (cerca de Cádiz) hasta Marsella, era muy detallada, describiendo cada bahía, cada cabo, cada puerto, en beneficio de aquellos marinos mercantes griegos que se aventuraron y traficaron por aquella lejana y fabulosa costa hasta las Columnas de Hércules, y más allá de éstas hacia el oscuro y cuestionable Atlántico, donde las montañas plateadas se alzaban de espaldas a la orilla tartésica. A partir de esta bitácora de navegación, o más bien de alguna versión griega posterior de la misma, el poeta romano Rufus Festus Avienus creó, hacia finales del siglo IV d.C., el poema que tituló Ora Maritima -un verso bastante aburrido y prosaico, pero un material fascinante; para aquellos que hacen parte del mismo viaje, cada línea tiene interés. Y de Avienus había pensado tomar prestado el título de este libro de viajes.
Pero no les pareció bien a mis editores, porque los libreros creían que sus clientes lo tomarían por un nombre de chica y, cuando llegaran a leer el libro, se sentirían profundamente decepcionados y lo devolverían.
Así que renuncié a Ora Maritima por un título menos engañoso. La Orilla de la Fábula es una descripción real de esta larga y extraña costa y su embrujado interior, a donde Homero envió a Odiseo, donde, en las regiones cercanas a Tartessos, se encontraba el oscuro Tártaro, y las llanuras Elíseas, la morada de los bienaventurados, "en los confines de la tierra, donde la vida es más fácil.
Allí no hay nieve, ni grandes tormentas, ni nunca llueve, sino que el Océano siempre envía las brisas del claro Céfiro". Eso, como observó Estrabón, es obviamente Iberia. En cuanto a las Islas de los Bienaventurados, se encuentran frente a Cádiz.
Y fue también en la región de Cádiz donde Heracles mató a Gerión y ahuyentó a su ganado. De hecho, Heracles fue el héroe de toda esta costa; buscó a las Hespérides y sus manzanas de oro en ella; y fue él quien partió en dos el puente de tierra que unía África con España, de modo que hasta hoy sus dos mitades se llaman las Columnas de Hércules. De hecho, la mayoría de las leyendas griegas se situaban en aquella lejana tierra occidental que se extendía, misteriosa y desconocida, más allá de las Columnas y del familiar Mediterráneo, a lo largo del fabuloso Océano Exterior hasta el Cabo Sagrado.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)