Con una entrevista con Sina Najafi, un ensayo de Martin Herbert y un diseño de Dominique Clausen, ésta es la primera gran monografía sobre el artista británico afincado en Nueva York Oliver Clegg. Artista ecléctico, polifónico y multidisciplinar, la obra de Clegg abarca desde la pintura, el dibujo y el grabado hasta la escultura, la instalación, el arte específico, los proyectos participativos y mucho más.
De hecho, su práctica es en muchos sentidos un brillante ejemplo de la creatividad "post-medio" actual, que persigue la esencia del arte más allá de cualquier medio o forma artística específica. Lo irónico es que también es muy bueno en cada una de ellas. Con su repertorio erudito, sorprendente e impactante, y sus diversos materiales y métodos (del vidrio, la madera y el acero al neón, la resina y el hormigón, del tejido y la fundición al grabado y la fabricación industrial), Clegg ofrece al espectador un viaje complejo, a veces lúdico, otras conmovedor, a las nociones existenciales y ontológicas de la objetualidad y la materia, las imágenes y los signos, el lenguaje y la comunicación, la creación y el ser.
Desde el estudio y las paredes de la galería hasta las calles de Londres y Nueva York, desde la casa de Freud hasta el Parque Nacional Joshua Tree, desde los futbolines hasta los manicomios estatales, Clegg hace cosas extraordinarias con el tejido del espacio-tiempo. Y sí, es una montaña rusa emocional; de hecho, la obra de Clegg abarca una proporción significativa del espectro de las emociones humanas, su singular mezcla transatlántica de humor, sarcasmo e ingenio se enfrenta cara a cara con cuestiones mucho más serias como la memoria, la psicología, la verdad, las creencias, el significado, el amor, la vida y la muerte.
La nostalgia, la infancia, el juego y el sentimentalismo se adentran en los terrenos del kitsch, el pop y la historia de las vanguardias, dando lugar a una deliciosa pero desafiante gama de respuestas por parte del espectador, ya sea diversión, camaradería, alegría, desconcierto, indignación, desilusión o una llamada a las armas. Clegg es un artista con una gran energía, un espíritu increíble y una de las obras más atractivas, curiosas, crípticas y entretenidas que actualmente están causando sensación en el mundo del arte. En muchos sentidos, la obra de Clegg es una exploración del id, el ego y el superego, y representa la lucha entre nuestros deseos básicos, nuestras mentes racionales y las costumbres subyacentes que nos mantienen a raya.
Al igual que las nociones freudianas de la psique, la práctica de Clegg articula la batalla que se libra a diario en nuestro interior y que salpica el mundo exterior de múltiples maneras. Es una lucha, sí, pero también es un juego.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)