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Oh madre enterrada fuera del primer jardín, Ya no conociste este clima de gracia, Y la cuenca y el manantial y la alta terraza, Y el primer sol de la primera mañana.
Y los saltos de la cierva y el gamo Atando y desatando su fraternal carrera Y corriendo y saltando y deteniéndose de repente Para conmemorar mejor su eterno vigor, Y para medir mejor su fuerza original Y para colocar sus pasos sobre estas suaves alfombras, Y estos dos hermosos corredores sobre su propia alfombra Para saludar su solemne lentitud. Con este notable texto, a la vez poético y profundo, Charles Péguy ha escrito una asombrosa Oración a Eva, primera mujer de la humanidad, y abuela y madre de la Virgen María.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)