Ilya Ilyich Oblomoff, un terrateniente que vive en San Petersburgo, cultiva una inclinación natural a la pereza como su posesión más preciada. Desganado crónico e indecentemente apático, atormentado por la nostalgia de una infancia feliz y despreocupada, pasa los días acurrucado en su mueble favorito, un sofá.
Pero el amor de Olga acaba siendo insuficiente para vencer su fuerza de inercia. Oblomov acabará sus días de la forma que eligió: en armonía con su amado sofá.
El personaje de Oblomoff, que no es del todo malo -también se le conoce como un hombre recto y honesto-, se ha convertido en un símbolo en Rusia. El término oblomovismo, que el propio Goncharoff pone en boca de Stolz, el amigo de Oblomoff, a lo largo de la novela, ha sido retomado por la crítica literaria, especialmente por Nikola Dobrolioubov, en su artículo Qu'est-ce que l'oblomoverie?
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)