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Las reseñas de «Nosotros, el pueblo caído», de Robert Tracy McKenzie, lo describen como una sugerente exploración de la democracia estadounidense y la naturaleza humana desde una perspectiva histórica y cristiana. El autor se centra en la falibilidad de la naturaleza humana y en la sabiduría de los Padres Fundadores, haciendo hincapié en su comprensión del pecado original y en cómo éste influyó en la creación de la Constitución estadounidense. El libro establece paralelismos entre figuras históricas como Andrew Jackson y líderes políticos contemporáneos, generando debates sobre la relación entre fe, política y democracia.
Ventajas:Estilo de escritura atractivo y accesible.
Desventajas:Reflexiones sobre la democracia, el populismo y la naturaleza humana que invitan a la reflexión.
(basado en 20 opiniones de lectores)
We the Fallen People: The Founders and the Future of American Democracy
La polarización política, las excentricidades presidenciales, la fiabilidad del gobierno y los prejuicios de la mayoría votante han sufrido altibajos desde la época de los Fundadores, y no existen soluciones infalibles para garantizar los beneficios de un futuro democrático. Lo que debemos hacer, argumenta el historiador Robert Tracy McKenzie, es analizar sin concesiones la propia naturaleza de la democracia: sus puntos fuertes y débiles, lo que puede prometer y dónde se extralimita.
Y esto significa que debemos mirarnos a nosotros mismos. Nosotros, el pueblo caído presenta una mirada atenta a las ideas sobre la naturaleza humana que se encuentran en la historia del pensamiento democrático estadounidense, desde los Fundadores de la nación hasta la Era Jacksoniana y Alexis de Tocqueville. McKenzie, siguiendo a C.
S. Lewis, afirma que sólo hay dos razones para creer en el gobierno de la mayoría: porque confiamos en la naturaleza humana...
o porque no. Los Fundadores suscribieron el principio bíblico de que los seres humanos están caídos y su virtud es siempre dudosa, y redactaron la Constitución de EEUU para enmarcar una república destinada a manejar nuestras debilidades.
Pero durante la presidencia de Andrew Jackson, las ideas contrarias sobre la bondad inherente de la humanidad ya estaban arraigando profundamente entre los estadounidenses, dando fruto en peligros como los que ahora afrontamos para el futuro de la democracia. Centrándose en el cuidadoso razonamiento de los Fundadores, los cambios sísmicos de la era jacksoniana y el análisis a menudo incomprendido pero aún penetrante de La democracia en América de Tocqueville, McKenzie nos guía en una conversación con el pasado que puede ayudarnos a ver el presente -y a nosotros mismos- con una nueva perspectiva.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)