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El libro «Nobody Left to Hate», de Elliot Aronson, aborda la compleja cuestión de la violencia escolar, centrándose especialmente en el acoso y la dinámica social dentro de las escuelas. Ofrece ideas basadas en la psicología social y presenta el método del aula rompecabezas como posible solución. Aunque muchos lectores aprecian su enfoque exhaustivo y sus sugerencias prácticas, algunos lo critican por no ofrecer soluciones más sustanciales para combatir los problemas sistémicos.
Ventajas:El libro está bien escrito y es accesible, y presenta importantes ideas sobre la psicología social de los tiradores escolares. Ofrece estrategias prácticas para los educadores y hace hincapié en la importancia del aprendizaje cooperativo y la inteligencia emocional. Muchos lectores lo encontraron esclarecedor y una buena introducción a la obra más amplia del autor.
Desventajas:Los detractores sostienen que el libro simplifica en exceso el problema y se basa demasiado en el modelo de aula rompecabezas, que, en su opinión, no es una solución integral. Algunos opinan que no profundiza lo suficiente en los cambios globales aplicables ni en las estrategias adicionales para los educadores. Algunos lectores se mostraron decepcionados, por considerar que el contenido era repetitivo o carecía de ideas novedosas.
(basado en 12 opiniones de lectores)
Nobody Left to Hate: Teaching Compassion After Columbine
El 20 de abril de 1999, los pasillos del instituto Columbine de Littleton, Colorado, resonaron con el sonido de los disparos cuando dos estudiantes, fuertemente armados y consumidos por la rabia, mataron a trece estudiantes e hirieron gravemente a veintitrés antes de volverse contra sí mismos. Fue la peor masacre escolar de la historia de nuestro país. ¿Podemos evitar que se repita una tragedia como ésta?
En Nobody Left to Hate, de Elliot Aronson, uno de los psicólogos sociales más destacados del país sostiene que el ambiente negativo de nuestras escuelas -la exclusión, las burlas, la humillación y el acoso- desempeñó un papel fundamental en el desencadenamiento del comportamiento patológico de los tiradores. Como mínimo, esa atmósfera hace que las escuelas sean una experiencia desagradable para la mayoría de los estudiantes normales.
Pero no tiene por qué ser así. Que nadie se quede con las ganas de odiar ofrece estrategias concisas, prácticas y fáciles de aplicar para crear un entorno más solidario, estimulante y compasivo en nuestras escuelas. Basadas en décadas de investigación científica y pruebas en el aula, estas estrategias explican cómo se puede enseñar a los alumnos a controlar sus propios impulsos, a respetar a los demás y a resolver los conflictos de forma amistosa. Además, muestran a los profesores cómo estructurar las clases para fomentar la cooperación, en lugar de la competición, sin sacrificar lo académico. Al contrario, la educación mejora considerablemente.
Para padres, profesores o cualquier persona preocupada por lo que ocurre en nuestras escuelas, Que nadie se quede con las ganas de odiar ofrece un plan de acción sencillo y eficaz que hará de la escuela de sus hijos no sólo un lugar seguro, sino un lugar de aprendizaje más humano.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)