Nacido en Venecia

Opiniones de los lectores

Actualmente no hay opiniones de lectores. La calificación se basa en 2 votos.

Título original:

Venetian Born

Contenido del libro:

Nacido en Venecia" es una historia de amistad, una amistad improbable entre dos chicos muy diferentes pero con nombres muy parecidos.

Piero César Alberti, criado en una granja del Lido antes de ser trasladado a una remansada ciudad portuaria para trabajar en una posada, y Giulio César Alberti, nacido en la segunda clase más alta de Venecia y en formación en el Palacio Ducal para ser Secretario-Embajador, si no Secretario de los Diez como su padre. Se trata de personajes reales, de carne y hueso, que existieron en esa época exacta y vivieron, estudiaron o trabajaron en esos lugares exactos que describe el autor, Andy Burtis: Él lo sabe, porque se ha alojado en la misma posada de Malamocco en la que trabajó Piero antes de zarpar hacia Holanda y América en su segundo y tercer libro de la trilogía del Bildungsroman de estos personajes.

Sus investigadores, uno de ellos doctorado en Historia de Venecia por Princeton y el otro por Padua, especializado en las familias Alberti de Venecia, han dado vida a los archivos como escultores trabajando sobre piedra maciza. Por su parte, se les adelantó lo suficiente como para dirigir sus investigaciones, sobre todo con lo que encontró en el voluminoso "Calendario de documentos de Estado" de Alan Hinds relacionado con asuntos venecianos, donde halló mención de la situación familiar de Giulio en el momento del encarcelamiento del padre de éste. Imagínense su emoción al oír de sus investigadores que habían encontrado lo que él esperaba de lo que había averiguado sobre el carácter del padre de Giulio: que Andrea Alberti fue inculpado por los mismos testigos que un famoso noble de la época. El padre de Giulio fue exonerado de traición justo después del famoso embajador, el Cavaliere Antonio Foscarini, en 1623. La verdad, en efecto, no sólo puede embellecer, sino superar a la ficción. Y puede ser algo a lo que aspirar.

Añádase a esto el encanto de la propia Venecia, donde todo esto se desarrolla, que nunca puede ser sólo un telón de fondo, sino que clama como las piedras, como los niños de esta novela, para ser vista y oída, y apreciada: El Gran Canal negociado por el gondolero de la familia de Giulio, Romano, El Palacio Ducal con todas sus cámaras secretas y salones y escaleras doradas, salones grandes como el Consiglio Maggiore al que asiste Giulio y tan pequeños como aquel en el que Fiamo presta testimonio en el juicio al hijo del Doge Mocenigo por asesinar a la única hija de Cecco que recogía bayas para llevárselo. Ríete del rocambolesco intento de Giulio de tomar notas de todo lo que se delibera en el Senado como parte de su formación como secretario.

De hecho, la intriga rezuma por las paredes tachonadas de cabezas de león que escuchan cada palabra. Imagina el amanecer en la laguna que Piero vería de camino al trabajo en la barca de productos de su tío Giobbo. Imagina el inmenso Arsenale desde la atalaya de un Piero de nueve años que ha decidido convertirse en carpintero y calafateador de barcos. Imagínese el Rialto donde Giobbo deja los productos del Lido antes de subir a las vigas de la Basílica de San Marcos para escuchar al gran Monteverdi dirigiendo sus sesiones de ensayo e imitando esas melodías con su violín.

Hojea las páginas para encontrar imágenes de los palazzi de Venecia, como el castillo medieval convertido en el Fondaco dei Turchi, donde Giulio hace los libros para que su nefasto tío aprenda el comercio oriental, y conoce al chico turco de ojos salvajes apodado "Ji" por el yihadista del que siempre habla en su "islambol". Y, por supuesto, siempre están las mazmorras donde van a parar los miembros de la familia de cada chico, y donde Piero lleva mensajes a y desde los que esperan tan ansiosamente escuchar alguna noticia, cualquier noticia.... Por último, descubra el valor de Venecia para el mundo, su carácter tan a menudo marginado a las historias de romance y mascarada. Aprenda qué hizo de ella no sólo una oligarquía, sino una república lo bastante fuerte como para inspirar a países como Inglaterra, Holanda, Francia e incluso Estados Unidos con sus libertades, longevidad e industria.