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Women Politicals in America: Jailed Dissenters from Mother Jones to Lynne Stewart
Desde la fundación del país, las mujeres estadounidenses han protestado contra su gobierno, un gobierno antidemocrático, militarista, patriarcal, racista y basado en la codicia y el beneficio. Ya es hora de reconocer, desde que Estados Unidos se ha convertido en un Estado abiertamente autoritario y corporativo, que tiene y siempre ha tenido presos políticos.
Las mujeres siempre han estado entre los disidentes contra el gobierno, y como las mujeres ya son automáticamente sospechosas y "antinaturales" por expresar y actuar según sus creencias, las mujeres políticas han sido encarceladas, golpeadas y a veces torturadas. Estados Unidos nunca ha sido una nación con igualdad, democracia, derechos humanos o libertad. Siguiendo la disposición de sus disidentes, en particular de sus disidentes femeninas, queda claro que Estados Unidos, gobernado por una élite patriarcal y racista desde sus días coloniales, no era tolerante con los rebeldes.
La bahía de Massachusetts no perdonó que Anne Hutchinson disintiera del gobierno de la élite religiosa del gobernador Winthrop; las autoridades coloniales estadounidenses consideraron traición el pacifismo shaker de la madre Anne Lee, por lo que la llamaron bruja, la violaron y la encarcelaron.
En la década de 1980, las antiimperialistas Susan Rosenberg y Alexandrina Torres fueron incomunicadas en una unidad de alta seguridad diseñada para que se arrepintieran o se suicidaran. Lynne Stewart, con cáncer de mama o sin él, fue condenada a una larga pena de cárcel por defender a su cliente musulmán en 2010.
Estados Unidos siempre ha reprimido la disidencia, sobre todo contra la disidencia anticapitalista y antirracista de todo tipo a lo largo del tiempo, y también para detener la disidencia antiimperialista que ponía en evidencia su imperio militar. Las mujeres disidentes han tenido experiencias particulares como prisioneras. Hay constantes registros y cacheos por parte de guardias masculinos, y amenazas constantes de violación y humillación sexual.
El aislamiento de las mujeres de su familia también es eficaz como castigo. La prisión ha presentado problemas únicos para las mujeres: embarazo, relaciones con los hijos, cónyuges y familia, y enfermedades y lesiones relacionadas con la mujer. Las autoridades penitenciarias también han tenido oportunidades únicas para jugar con la psicología femenina y explotar los roles femeninos habituales de sumisión y dependencia.
Las mujeres estadounidenses han tenido profundas convicciones políticas a lo largo de nuestra historia, y cuando éstas iban en contra de la cultura política establecida, han sido severamente castigadas por ello. Estados Unidos ha tenido la doble misión, y el reto, de frenar la disidencia y, al mismo tiempo, mantener su imagen de no tener disidencia porque, como Estado parangón, no la necesita.
Mi objetivo con este libro es, como historiadora feminista, ayudar a desenmascarar al Estado elitista corporativo estadounidense, siempre patriarcal y racista, por lo que era y es.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)