Un hombre sin pretensiones ni ambiciones llamado Motti, dueño de una perra llamada Laika, tiene un buen amigo llamado Menachem. Motti y Menachem beben cerveza juntos todas las semanas, y Motti pasa el resto del tiempo soñando despierto con una historia de amor imaginaria para él y su vecina, Ariella.
Motti es la viva imagen de la inercia, hasta que, una noche, un Menajem borracho, que volvía a casa de un bar con Motti, atropella a una mujer y la mata. Menachem tiene mujer e hijos, así que Motti, que no tiene nada, decide asumir la culpa, yendo a la cárcel en lugar de su amigo... y descubriendo que su vida allí no es muy diferente de su vida fuera.
«Oh, cielos», dice el narrador, preguntándose cómo contarnos algo sobre unas vidas tan vacías, “míralos, a toda la gente de esta novela... si alguien los abrazara de verdad, si alguien los abrazara con fuerza, se harían pedazos”.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)