Morir para que se oiga la voz

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Título original:

Dying For A Voice To Be Heard

Contenido del libro:

Titulé mi libro Dying for a Voice to Be Heard porque, de niña, los adultos de mi vida querían que guardara silencio. Mi propia madre no quería que mis hermanos y yo contáramos a nadie los abusos de mi padre porque no nos quería.

Mi padre no quería que se lo contáramos a nadie porque no quería pagar la manutención o ir a la cárcel. Mi propia abuela no me quería por la complexión de mi piel. Recuerdo que estaba sentada a la mesa, feliz y sonriente, y ella me miró y me dijo: "Una chica como tú no debería estar sonriendo".

Yo no podía entender por qué una chica como yo no debería sonreír, y no podía preguntarle a mi abuela por qué había dicho eso porque me habría metido en un lío.

Lo peor de mi infancia fue que no tenía a nadie a quien acudir. No podía contárselo a nadie y no había nadie que me salvara.

Todo el mundo sabía que estábamos prisioneros en nuestra propia casa. Sin embargo, todos guardaron silencio. Llegó un momento en que mis hermanos y yo entendimos por qué teníamos que callarnos.

Sabíamos que si corríamos a casa de nuestra madre, ella no nos cuidaría ni nos apoyaría. Sin embargo, si guardábamos silencio y nos quedábamos con nuestro padre, al menos tendríamos apoyo, comida en la mesa y una cama donde dormir. Para que tuviéramos las cosas básicas que los niños deben tener automáticamente.

Sin embargo, para tener cubiertas las necesidades básicas de un niño era necesario que sufriéramos abusos físicos y emocionales. La frustración de estar en silencio casi me llevó al suicidio.

Sentía que no había razón para vivir. Tuve que tomar una decisión. Tomé la decisión de cometer un pecado y quitarme la vida.

Mi elección fue que iba a tener voz y voto en la dirección que iba a tomar mi vida.

Cuando finalmente dejé a mi padre abusivo a los trece años, supe que nunca volvería. Obtuve mi voz para decir no más. No aceptaría más este drama en mi vida.

De pequeña me moría por dentro sólo queriendo ser escuchada, pero desde que di ese primer paso en mi viaje por la vida, no he dejado de hablar.