Mis antepasados libaneses

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Título original:

My Lebanese Ancestors

Contenido del libro:

Este libro es un estudio histórico de no ficción sobre la gente y la cultura de los habitantes libaneses de dos antiguas ciudades del Líbano: Bchaaleh y Salima. Las historias de estos pueblos se remontan a la época del mundo antiguo de los fenicios hasta el mundo moderno de mediados del siglo XX.

El padre Bachaalany pasó buena parte de su vida descubriendo los hechos y detalles de los protagonistas del libro, muchos de ellos sus propios antepasados. El padre Bachaalany se basó en los relatos de primera mano de muchos de sus antepasados más inmediatos. A ello unió documentos de registros eclesiásticos e historias de bibliotecas tan lejanas como Roma y tan cercanas como Beirut.

El padre Bachaalany fue párroco, bibliotecario y maestro de escuela.

Durante cada fase de su vida acumuló conocimientos sobre los temas de estudio histórico. Incluso se ilustran y explican las especiales características religiosas católicas maronitas.

Paul Knieser es un estadounidense de ascendencia medio libanesa. Al igual que el padre Bachaalany, Paul también sentía curiosidad por su herencia y ascendencia. El libro del padre Bachaalany era un tesoro, pero estaba en árabe.

A lo largo de tres décadas, Paul pagó a intérpretes para que revelaran las palabras ocultas. Ahora, la interpretación de Paul está disponible para millones de descendientes de habla inglesa de las personas reveladas en el libro. El trabajo de toda una vida del padre Bachaalany se abre fácilmente para todos los familiares, dispersos por todo el mundo.

Ahora podemos ver los sencillos estilos de vida de nuestros antepasados tal y como vivieron realmente sus vidas. El libro es un ejemplo de lo que debe ser un libro de patrimonio familiar, lleno de historias apoyadas por hechos detallados.

Vemos las vidas de los aldeanos católicos maronitas conviviendo con sus vecinos islámicos, drusos, protestantes y católicos romanos. El Padre nos cuenta los hechos de sus vidas, nombrando a las personas, padres y madres, hijos e hijas. Todos los que nos interesamos por nuestro patrimonio tenemos una deuda de gratitud con el trabajo del padre Bachaalany.