Milagro: la creación de la Tierra

Título original:

Miracle: The Creation of the Earth

Contenido del libro:

La ciencia planetaria nació como oposición a "Mundos en colisión" de Immanuel Velikovsky, un best-seller número uno en 1950 basado en textos antiguos de culturas de todo el mundo. Basándose en textos antiguos de varias culturas, Velikovsky afirmaba que Venus había nacido de Júpiter y, por tanto, estaría caliente, y que Júpiter irradiaría radiación electromagnética. Cuando las primeras observaciones de estos planetas demostraron que esta afirmación era cierta, un destacado astrónomo, Harold Shapely, encargó a un joven doctor Carl Sagan que se opusiera a Velikovsky argumentando que Venus es caliente debido a un "efecto invernadero desbocado" y que Júpiter es un planeta gaseoso, en debates públicos. Gracias al apoyo de la comunidad astronómica, las afirmaciones simplistas de Sagan fueron adoptadas como el "modelo estándar", que defiende que el sistema solar ha estado en su estado actual durante miles de millones de años a pesar de las grandes diferencias entre los planetas. Sin embargo, este modelo sigue sin demostrarse a día de hoy a pesar de las numerosas sondas enviadas a estos planetas. Las enormes edades de los planetas sugeridas por este modelo apoyan la noción de que toda la vida, incluida la humanidad, evolucionó a partir de formas inferiores a lo largo de millones de años.

El autor de "Milagro: la creación de la Tierra" compara el Rigveda, textos egipcios, griegos y romanos, datos de sondas espaciales, imágenes cercanas de estos planetas y los correlaciona con pasajes bíblicos que sugieren que la superficie de la Tierra se formó en tiempos bíblicos por la intervención de una inteligencia supremamente sabia y poderosa cuya compleja manipulación de los planetas parece más allá de los límites de la teología. Sugiere una destrucción completa de la antigua vida en la Tierra, la extinción K-T, alrededor del año 4000 a.C., seguida de un período de creación de 3.000 años durante el cual una nueva corteza y las formas de vida actuales completas y plenamente desarrolladas fueron transferidas desde un antiguo planeta vivo capturado y liberado en una órbita geoestacionaria de la Tierra durante cien ciclos de 30 años, mientras la humanidad, recién creada (Génesis 1:26-28) observaba y escribía los antiguos mitos.

Los ciclos de 30 años tenían múltiples propósitos. El antiguo planeta más pequeño se distorsionaba por la fuerza de marea de la Tierra más masiva durante cada período de captura, descrito en términos de características bien conocidas mencionadas en textos antiguos de muchas culturas, lo que resultaba en su liberación. Los 15 6 años de liberación en una órbita del Sol le permitieron recuperar su forma esférica y rebrotar la vegetación. Estos mismos periodos en la Tierra hicieron posible la formación de granito, único en la Tierra y permitieron que continuara el impulso de los continentes inducido por los efectos de marea de las capturas. Esto lleva a nuevas interpretaciones, por ejemplo, de Génesis 1:1, donde "el cielo y la tierra" se refieren a los dos planetas que orbitan uno alrededor del otro y al anuncio en tiempo real de que la creación se completó en 687 a.C. (Isaías 65:17). La conclusión obvia es que una cultura superior con más sabiduría y poder de lo imaginado, mucho más allá de lo que busca actualmente el proyecto SETI, planeó y ejecutó la transferencia de la vida a la Tierra.

Los geólogos (paleontólogos) actuales no tienen ni idea de que esta terraformación de la superficie de la Tierra tuvo lugar recientemente porque el suelo y las rocas sedimentarias que cubren la extinción K-T contienen cristales de circón, cuyas proporciones de uranio y plomo se imaginan actualmente para dar edades de la Tierra. Sin embargo, estos cristales salieron de chimeneas volcánicas del antiguo planeta, por lo que las edades U/Pb son indicativas del antiguo planeta, no de la Tierra. Como resultado, se cree que el periodo de creación de la Tierra, el Cenozoico, es 66 millones de años antes del presente en lugar de 6.000 años, por lo que los científicos no pueden imaginar que los antiguos mitos contengan información valiosa. Todos los fósiles se datan basándose en los cristales de circón del suelo o la roca cercanos y no por el radiocarbono14 del tejido fósil debido a la suposición de que son antiguos.