Mi pesadilla nuclear: Dirigir Japón a través del desastre de Fukushima hacia un futuro libre de armas nucleares

Título original:

My Nuclear Nightmare: Leading Japan Through the Fukushima Disaster to a Nuclear-Free Future

Contenido del libro:

Naoto Kan, que era primer ministro de Japón cuando comenzó la catástrofe nuclear de Fukushima en marzo de 2011, se ha convertido en una voz omnipresente y convincente para el movimiento antinuclear mundial. Kan comparó la devastación que podría causar la fusión de una central nuclear en el peor de los casos con «una gran guerra mundial. Nada tiene el mismo impacto». Según Kan, Japón se libró de un destino tan funesto durante el desastre de Fukushima sólo «gracias a la suerte». Aun así, Kan tuvo que tomar algunas decisiones de nervios de acero que requerían dejar de lado toda emoción. En una ya famosa llamada telefónica de Tepco, cuando la empresa pidió retirar a todo su personal de la zona de Fukushima fuera de control por su propia seguridad, Kan les dijo que no. Los trabajadores debían quedarse. Unos pocos tendrían que sacrificarse para salvar a muchos. Kan sabía que el abandono de Fukushima Daiichi dispararía los niveles de radiación en el entorno. Su insistencia en que los trabajadores de Tepco permanecieran en Fukushima fue quizá uno de los momentos de heroísmo menos reconocidos de toda esta lamentable saga. -- The Ecologist.

El 11 de marzo de 2011, un enorme terremoto submarino frente a las costas de Japón desencadenó devastadoras olas de tsunami que, a su vez, provocaron la fusión de tres reactores de la central nuclear de Fukushima Daiichi. Fukushima, clasificada junto con Chernóbil como la peor catástrofe nuclear de la historia, tendrá consecuencias duraderas durante generaciones. Hasta el 3 11, el Primer Ministro de Japón, Naoto Kan, había apoyado el uso de la energía nuclear. Sin embargo, su postura experimentaría un cambio radical cuando Kan observó el desarrollo del desastre nuclear en la central de Fukushima nº 1 y llegó a comprender el potencial de destrucción física, económica y política de Japón. En Mi pesadilla nuclear, Kan ofrece un fascinante relato día a día de sus acciones en la angustiosa semana posterior al terremoto. Registra las angustiosas decisiones que tuvo que tomar a medida que se hacía evidente la magnitud de la destrucción y se cernía cada vez más la amenaza de una catástrofe nuclear, decisiones tomadas sobre la base de una información que a menudo no era fiable. Por ejemplo, frustrado por la falta de claridad de los ejecutivos de Tepco, la empresa propietaria de la central, Kan decidió visitar Fukushima él mismo, a pesar de los riesgos, para poder hablar con el director de la planta y averiguar qué estaba ocurriendo realmente sobre el terreno.

Como detalla, una combinación de suerte extrema y trabajo duro evitó por los pelos una fusión total de todas las unidades del reactor de Fukushima, que habría hecho necesaria la evacuación de los treinta millones de residentes del área metropolitana de Tokio. En el libro, publicado por primera vez en Japón en 2012, Kan también explica su oposición a la energía nuclear: «Llegué a comprender que un accidente nuclear conllevaba un riesgo tan grande que podría llevar al colapso de un país». Cuando Kan fue presionado por la oposición para que dimitiera como primer ministro en agosto de 2011, aceptó hacerlo solo después de que se hubiera aprobado una legislación para fomentar las inversiones en energías alternativas. Mi pesadilla nuclear es un documento sobre la gestión de crisis durante una catástrofe casi inimaginable y un argumento contundente sobre los peligros de la energía nuclear.