Puntuación:
El libro de Michael Mewshaw ofrece un retrato íntimo y perspicaz de su larga amistad con Graham Greene, explorando las luchas y alegrías de la vida de un escritor. Mezcla anécdotas personales con profundas reflexiones sobre la creatividad y el proceso de escritura, lo que lo convierte en una lectura recomendada para los seguidores de ambos escritores.
Ventajas:El libro presenta una escritura bellamente elaborada, momentos íntimos y sinceros, reflexiones perspicaces sobre la vida de un escritor y anécdotas entretenidas. Los lectores aprecian su profundidad emocional y los nuevos conocimientos que aporta sobre Mewshaw y Greene. Sirve de fuente de inspiración para los aspirantes a escritores.
Desventajas:Algunas partes de la vida de Greene siguen siendo ambiguas o vagas, lo que puede dejar a los lectores con ganas de más claridad. Además, aunque la narración es atractiva, puede que no proporcione detalles exhaustivos sobre la vida de Greene.
(basado en 6 opiniones de lectores)
My Man in Antibes: Getting to Know Graham Greene
Cuando un escritor sigue la pista de su héroe literario, Graham Greene, que vive tranquilamente a orillas del Mediterráneo, el autor descubre que su nuevo amigo es tan complejo como la ficción por la que es famoso.
Mientras vivía en el sur de Francia en 1972, Michael Mewshaw urdió un encuentro con Graham Greene. Mewshaw era un joven y ambicioso periodista y novelista, mientras que Greene era un hombre de letras venerado internacionalmente. Ambos se hicieron amigos rápidamente y mantuvieron correspondencia durante los veinte años siguientes. Mi hombre en Antibes es un retrato íntimo de lo que fue comer, beber y cotillear con uno de los autores más venerados -y complicados- del siglo XX.
Mewshaw, que creció como católico con aspiraciones literarias, creía que Greene era el autor a imitar. Greene no sólo demostró que las creencias religiosas y el dogma de la Iglesia podían ser temas de ficción, sino que también escribió novelas policíacas y thrillers políticos en los que los conflictos internos de sus personajes se desarrollaban dramáticamente en escenarios exóticos. Bajo la influencia de Greene, Mewshaw viajó por México como el cura del whisky de El poder y la gloria y pasó la luna de miel en el Hotel Oloffson de Haití, escenario de Los comediantes.
Cuando Mewshaw localizó a Greene en Antibes, descubrió que el autor distaba mucho de ser una figura reclusa y reservada: Greene contaba historias sobre las muchas mujeres de su vida -y los maridos de esas mujeres-, así como sus extraordinarias entrevistas con figuras políticas como Fidel Castro y Ho Chi Minh. Durante las dos décadas siguientes, Mewshaw y Greene comieron juntos, comentaron sus viajes y hablaron de escritores que tenían en común, como Anthony Burgess, Shirley Hazzard y Gore Vidal.
Aunque el joven Mewshaw admiraba a Greene, su relación nunca fue simplemente la de un mentor y un discípulo. En Mi hombre en Antibes abundan los malentendidos, las discusiones y el deseo de un joven escritor de conocer a un legendario escritor mayor que, en muchos sentidos, trató activamente de permanecer desconocido.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)