Memorias de una mujer de Bialystok

Título original:

Memoirs of a Woman From Bialystok

Contenido del libro:

Mi madre empezó a escribir sus memorias a los ochenta y seis años. Todo empezó cuando le hablé de la carrera pictórica de la abuela Moses y la reté a hacer lo mismo. Como no sabía pintar, decidió probar a escribir. Y así, todos los días, durante casi dos años, después de terminar las tareas domésticas (cocinar para la familia, limpiar la casa y trabajar en el jardín), dedicaba una o dos horas a escribir. Ahora la veo tan claramente, sentada a la mesa de la cocina, inclinada sobre su papel de rayas blancas, escribiendo con su letra redonda, uniforme y mesurada, y mostrándome orgullosa cada página bien escrita, y luego, con su humor siempre dispuesto, levantando la vista hacia mí, con el rostro ensanchado en una sonrisa, un brillo en sus ojos azul claro, y riendo: «Ahora sí que soy escritora».

Y mientras seguía escribiendo y finalmente terminaba el libro, no dejaba de maravillarme su autodisciplina, su determinación, su empuje. Y me pareció que, en este sentido, era representativa de un tipo que está desapareciendo rápidamente de la vida judía estadounidense: la mujer judía inmigrante que, a principios de siglo, salió del gueto de Europa del Este para instalarse en el gueto de Estados Unidos y, a base de agallas y perseverancia, sin dejarse intimidar por la pobreza o el trabajo duro, abrió a sus hijos oportunidades para la educación superior y el desarrollo personal. Las agallas y la perseverancia de mi madre fueron alimentadas por la colonyeh. La colonyeh judía de la época zarista era un asentamiento agrario sobre el que se ha escrito poco. Los judíos que vivían allí cultivaban la tierra y criaban ganado, eran auténticos campesinos. Estoy segura de que muchos lectores de este libro verán en él no sólo a mi madre, sino también a sus madres, y recordarán con orgullo sus orígenes, sus antecedentes y la fuerza y el valor de sus antepasados.

Gertrude Reed 1977