Memorias de Sir Ronald Storrs

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Título original:

The Memoirs of Sir Ronald Storrs

Contenido del libro:

Memorias de Sir Ronald Storrs. PREFACIO: ESTE no ha sido un libro fácil de escribir. Mis libros y papeles fueron destruidos por el fuego con el resto de mis propiedades en 1931, de modo que no dispongo de ningún material conscientemente preparado o conservado como tal. Sin embargo, desde que salí de Inglaterra en 1904, tenía la costumbre de escribir semanalmente a mi madre y de adjuntarle breves notas que pensaba que podrían entretenerla. En el más largo de ellos, que describía Bagdad en 1917, entintó sobre mi versión a lápiz, con el resultado, como en un palimpsesto, de que algunas de las palabras que entonces no podía leer, ahora no puedo descifrarlas. En la medida de lo posible, he citado el original de estos registros que han sobrevivido, con la esperanza de ganar en inmediatez y actualidad al registrar no sólo hechos históricos, a veces ya conocidos, sino también mis sentimientos de entonces con historias y detalles, insignificantes en sí mismos, pero que constituyen la atmósfera más difícil de recuperar después de muchos años. No hay correcciones, pero sí muchas omisiones, especialmente de comentarios personales destinados sólo al consumo doméstico. El mantenimiento de muchos defectos de la jerga y la ligereza juveniles no se debe tanto a una ilusión en cuanto a sus deméritos intrínsecos como a una preferencia por la pátina variada del pasado sobre la lisura brillante de una superficie Vernis Martin.

La pérdida de una biblioteca que se ha ido reuniendo poco a poco y que guarda relación con los principales intereses de la vida de un hombre es una desventaja menor que la pérdida de documentos serios. Ni la sustitución total, ni siquiera el ideal socialista de la Biblioteca del Museo Británico de acceso a todo, posesión de nada puede recordar las anotaciones y referencias cruzadas de muchos años. En un libro lleno de nombres orientales es imposible evitar la enojosa cuestión de la transliteración. Se trata de un tema sobre el que, como se ha indicado, tengo ideas y sentimientos aún más fuertes. En 1920 Sir Herbert Samuel me nombró Presidente de un pequeño Comité designado con el propósito de transliterar el árabe palestino. Trabajamos duro y durante mucho tiempo, y a su debido tiempo presentamos a Su Excelencia el pequeño folleto que en este momento se encuentra ante mi mirada resentida. Cuando llegó a Londres, la Oficina Colonial había decidido adoptar el sistema de la Real Sociedad Geográfica. Lawrence fue agradable con su ortografía los miembros de nuestro Comité no pueden serlo. Mi objetivo ahora es presentar los extraños sonidos y símbolos de Oriente con un mínimo de fatiga para el lector. El sistema es el de consonantes inglesas con vocales italianas, y añado acentos y cantidades. Hay una o dos irregularidades.

El nombre del fundador del Islam se traduce con precisión para transmitir la pronunciación de Muhammad incluso en el caso de personajes como el príncipe Mahomed All, en cuya casa reinante existe una tradición de pronunciación alia Turca. Cuando el nombre llega a Chipre se ha convertido en Mehmet. Sin embargo, con una ventaja positiva de diferenciación, escribo el Sharif y el Rey Husain ibn All de Arabia correctamente según el sistema pero el Príncipe y Sultán Hussein de Egipto, con la ortografía francesa que se acerca a su propia pronunciación turca...