Mehmet el Conquistador y Constantinopla: Retrato de juventud y ambición

Título original:

Mehmet the Conqueror and Constantinople: A Portrait of Youth and Ambition

Contenido del libro:

La caída de Constantinopla el 29 de mayo de 1453, por su importancia tanto para el islam como para el cristianismo y, en última instancia, para todo el mundo, anunciaría los albores de la Edad Moderna y otorgaría reconocimiento universal al hombre conocido para siempre como Mehmet el Conquistador o sultán Mehmet II (1432-1481), que a la edad de veintiún años había puesto fin al milenario imperio bizantino.

La improbabilidad de tal logro, después de muchos intentos fallidos de diferentes facciones en Constantinopla a lo largo de los siglos, no hizo sino aumentar el estatus de Mehmet; mientras que su búsqueda de adquisiciones territoriales durante los siguientes veinticinco años, en el establecimiento de un imperio otomano, iba a situar a esta familia dinástica en la escena internacional, donde seguiría siendo una fuerza política significativa durante los cinco siglos siguientes.

Del periodo de formación de la vida de Mehmet se conservan pocos testimonios materiales y, desde luego, ninguno de importancia directa, como un retrato. Sin embargo, Mehmet tenía un interés duradero por este género, aunque es natural suponer que, tras una ausencia de más de cinco siglos, un retrato del joven sultán, en cualquiera de sus formas, simplemente no había sobrevivido al periodo intermedio.

Así pues, la aparición de un relieve circular con el retrato del sultán debía tener un interés más que pasajero, dada la juventud del retratado musulmán con turbante, inmediatamente identificable como Mehmet el Conquistador tanto por su perfil modelado en relieve de bronce como por los títulos que rodeaban su retrato, que se dirigía a su sujeto en latín como el "Gran Príncipe y Gran Emir, Sultán Maestro Mehmet" - Magnus Princeps et Magnus Amiras Sultanus DNS = Dominus) Mehomet.

La voluntad de Mehmet de confiar su visión imperial a las manos de un artista occidental en un periodo tan temprano de su vida es el núcleo de este extraordinario episodio, que abarca la inminente extinción del milenario imperio de Bizancio, una empresa política otomana en expansión y la caída de la propia Constantinopla. Representa una fusión entre Oriente y Occidente sin parangón a mediados del siglo XV.

De hecho, tan directamente puede vincularse el encargo del relieve en bronce con Mehmet que, más allá de la revelación de su retrato juvenil y enigmático, se encuentra la notable sensación de un acontecimiento de proporciones históricas, ahora visible a través de los ojos del propio protagonista.