Noontide at Sychar, a New Testament Chapter in Providence and Grace
¿Necesitamos preguntarnos ahora, sobre la aparentemente superflua entrada en la narrativa del Evangelio, «Tuvo que pasar por Samaria»? «¿Qué se habría perdido la Iglesia naciente, sí, la Iglesia de todos los tiempos, si nuestras Biblias hubieran sido despojadas de este cuarto capítulo de Juan? Un dulce tono plateado de la trompeta jubilar se habría perdido para los temblorosos, los desesperados, los que perecen.
Oh, incidente memorable Oh, fuente honrada Que el 'Israel de Dios' se pare alrededor del margen pedregoso -como lo hicieron los nobles y príncipes hebreos de antaño con sus bastones robustos, en Beer, en las fronteras de Moab, junto a los arroyos de Arnón- y diga, en las palabras de esa más antigua canción de peregrinos: «Brota, oh pozo: cántale», pues un “príncipe” o “noble” más noble que el hebreo te ha hecho oracular, ha puesto una lengua en tus profundidades, y te ha hecho hablar de “agua viva que brota para vida eterna”. » Hay un pensamiento práctico especial que sugiere este «tenía que» del gran viajero al borde del camino: es, el valor sin par de una sola alma a los ojos de Cristo.
Es la verdad de Su propia exquisita parábola exhibida en impresionante realidad: el Pastor celestial, cuando, de las cien ovejas había perdido una errante errante, yendo en medio de estas montañas de Samaria a buscar «lo que se había perdido».
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)