Materia sensible: Espumas, geles, cristales líquidos y otros milagros

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Título original:

Sensitive Matter: Foams, Gels, Liquid Crystals, and Other Miracles

Contenido del libro:

La vida no existiría sin la materia sensible o blanda. Todas las estructuras biológicas dependen de ella, incluidos los glóbulos rojos, el líquido pulmonar y las membranas. También lo hacen las emulsiones industriales, los geles, los plásticos, los cristales líquidos y los materiales granulares. Lo que hace tan fascinante a la materia sensible es su versatilidad inherente. Cambia de forma a la menor provocación, ya sea un cambio en la composición o en el entorno, y lleva una existencia fugitiva.

El físico Michel Mitov aporta dramatismo a la gastronomía molecular (como cuando se mezclan dos materiales irreconciliables para lograr el milagro de la mayonesa) y ofrece respuestas a preguntas cotidianas, como cómo se seca la pintura sobre el lienzo, por qué el champú hace mejor espuma cuando se "repite" y qué permite la liberación controlada de fármacos. Por el camino nos encontramos con un cocinero futurista, un científico con una imaginación desbocada y un inventor sin dinero llamado Goodyear que añadió azufre al látex, muy posiblemente por accidente, y creó un caucho duradero.

Como demuestra Mitov, incluso el ritual religioso es una lección de la sorprendente ciencia de la materia sensible. Tres veces al año, el relicario de San Januario es transportado por calles empedradas desde la catedral hasta la iglesia de Santa Clara de Nápoles. Si todo va como se espera -y desde 1389 suele ser así-, la sangre seca contenida en la ampolla más grande del relicario se licua al llegar a su destino, y los napolitanos reciben un símbolo reafirmante de renovación.