Mary Breckinridge El Servicio de Enfermería de Frontera y la salud rural en los Apalaches

Opiniones de los lectores

El libro ofrece un análisis exhaustivo de Mary Breckinridge y el Servicio de Enfermería de Frontera, haciendo hincapié en el contexto histórico, las prácticas de enfermería y los retos a los que se enfrentaban las mujeres en la década de 1920. Presenta una mezcla de narración e información objetiva, lo que lo hace valioso para aquellos interesados en la historia de la asistencia sanitaria, especialmente en entornos rurales.

Bien documentado e informativo, ofrece un contexto histórico detallado y una visión de la evolución de las prácticas de partería. Una escritura atractiva que retrata a Mary Breckinridge como un personaje complejo. Recomendado para los interesados en la historia de la mujer y la salud pública.

Algunos lectores lo encontraron aburrido y excesivamente centrado en cronologías y datos, lo que lo hace menos atractivo para lectores ocasionales. Puede que el libro no satisfaga las expectativas de quienes busquen una narración más romántica o entretenida.

(basado en 10 opiniones de lectores)

Título original:

Mary Breckinridge: The Frontier Nursing Service and Rural Health in Appalachia

Contenido del libro:

En 1925 Mary Breckinridge (1881-1965) fundó el Frontier Nursing Service (FNS), una organización de salud pública en el este de Kentucky que proporcionaba enfermeras a caballo para llegar a familias que de otro modo no recibirían atención sanitaria. A través de esta organización de salud pública, introdujo la enfermería obstétrica en Estados Unidos y creó un modelo rentable y de gran éxito para la prestación de asistencia sanitaria en zonas rurales que se ha reproducido en todo el mundo.

En esta primera biografía exhaustiva de la fundadora de la FNS, Melanie Beals Goan ofrece una visión reveladora de los retos a los que se enfrentó Breckinridge en su búsqueda de reformas y de las contradicciones que encarnó. Goan explora la perspectiva de Breckinridge sobre los roles de género, su carisma, su sentido de la obligación de vivir una vida de servicio, su excentricidad, su religiosidad y su aplicación de ideas profesionalizadas y basadas en la ciencia para el cuidado de la salud. Muy inteligente y creativa, Breckinridge también sufría de depresión, era racista según los criterios modernos y luchó contra el progreso a medida que envejecía, a veces en detrimento de aquellos a los que servía.

Breckinridge creía con optimismo que podía cambiar el mundo proporcionando asistencia sanitaria a mujeres y niños. Al final, sólo cambió un rincón del mundo, pero su experiencia sigue proporcionando poderosas lecciones sobre las posibilidades y las limitaciones de la reforma.