Margen ajustado: Xerografía, arte y activismo a finales del siglo XX

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Título original:

Adjusted Margin: Xerography, Art, and Activism in the Late Twentieth Century

Contenido del libro:

Cómo la xerografía se convirtió en un medio creativo y una herramienta política, dotando a artistas y activistas marginales de un medio accesible para hacer públicos sus mensajes.

Esta es la historia de cómo la copiadora xerográfica, o "máquina Xerox", se convirtió en un medio creativo para artistas y activistas durante las últimas décadas del siglo XX. Atascos de papel, páginas destrozadas e incluso incendios hicieron de las primeras versiones de esta tosca máquina de oficina una fuente de miedo, rabia, temor y decepción. Pero con el tiempo, la xerografía democratizó la cultura impresa al hacer que editoriales renegadas, zinesters, artistas, punks, anarquistas, queers, feministas, activistas callejeros y otros pudieran publicar su trabajo y hacer llegar sus mensajes a la calle de forma cómoda y asequible. La copiadora xerográfica ajustó los márgenes vividos e imaginados de la sociedad, sostiene Eichhorn, apoyando la expresión artística y política y movilizando movimientos subculturales.

Eichhorn describe los primeros esfuerzos por utilizar la xerografía para crear arte y los ocasionales chivos expiatorios de las copisterías urbanas y las tecnologías xerográficas tras los pánicos políticos, utilizando como ejemplo central la redada posterior al 11-S en una copistería de Toronto. Analiza las escenas artísticas y punk del centro de Nueva York entre las décadas de 1970 y 1990, argumentando que la xerografía -incluidos los carteles fotocopiados, el arte postal y los fanzines- cambió el aspecto de las ciudades y la forma en que las experimentamos. Y analiza cómo una generación de activistas y artistas utilizó la fotocopiadora en el activismo contra el sida y el queer, introduciendo al mismo tiempo la estética de la fotocopiadora en los mercados internacionales del arte.

Las fotocopiadoras xerográficas ya no existen. Las fotocopiadoras de oficina son digitales y los activistas confían más en las redes sociales que en los carteles fotocopiados. Sin embargo, según Eichhorn, aunque vivimos en una era post-xerográfica, la estética popular y el legado político de la xerografía persisten.