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Las reseñas de «Los sauces», de Algernon Blackwood, destacan la atmósfera de su escritura y su lenta tensión, que crean una apasionante historia de terror sobrenatural que deja en los lectores una sensación de inquietud y misterio. Aunque muchos elogian su prosa lírica y sus imágenes evocadoras, algunos consideran que carece de un desarrollo argumental convencional y de un cierre, lo que provoca sentimientos encontrados sobre el final.
Ventajas:⬤ Estilo de escritura lírico y elegante.
⬤ Consigue crear una atmósfera tensa e inquietante.
⬤ Terror psicológico único que explora lo desconocido.
⬤ Crea una fuerte sensación de inquietud y paranoia en el lector.
⬤ Muy recomendable para los fans del terror clásico y la literatura sobrenatural.
⬤ Disponible gratis en Kindle, lo que lo hace accesible.
⬤ Algunos lectores encuentran la trama escasa, con acción o resolución mínimas.
⬤ El final puede resultar ambiguo o insatisfactorio.
⬤ El estilo de escritura puede resultar difícil o lento para los lectores modernos.
⬤ No es adecuado para los que buscan estilos de terror contemporáneos, como Stephen King.
(basado en 182 opiniones de lectores)
The Willows
Algernon Henry Blackwood, (1869 -1951) fue un escritor inglés de ficción sobrenatural. Blackwood fue también periodista y narrador radiofónico.
Blackwood tuvo una carrera variada: fue agricultor en Canadá, administrador de un hotel, reportero de un periódico en Nueva York y ensayista para varias publicaciones periódicas. Su obra incluye diez colecciones de cuentos, catorce novelas, cuentos infantiles y varias obras de teatro. Muchos de sus relatos reflejan su amor por la naturaleza y el aire libre.
Sus dos relatos más conocidos son "Los sauces" y "El Wendigo".
Un fragmento de "Los sauces" dice: "Por primera vez se hicieron visibles, estas enormes figuras, justo entre las copas de los arbustos: inmensas, de color bronce, en movimiento y totalmente independientes del vaivén de las ramas. Las vi claramente y noté, ahora que las examinaba con más calma, que eran mucho más grandes que un ser humano, y que algo en su apariencia proclamaba que no eran humanas en absoluto.
Desde luego, no eran simplemente el trazado móvil de las ramas a la luz de la luna. Se movían independientemente. Se elevaban en una corriente continua de la tierra al cielo, desapareciendo por completo en cuanto alcanzaban la oscuridad del cielo.
Se entrelazaban unas con otras, formando una gran columna, y yo veía sus miembros y sus enormes cuerpos fundirse unos con otros, formando esta línea serpentina que se doblaba, se balanceaba y se retorcía en espiral con las contorsiones de los árboles azotados por el viento. Eran formas desnudas, fluidas, que subían por los arbustos, casi entre las hojas, elevándose en una columna viva hacia el cielo. Nunca pude ver sus rostros.
Ascendían sin cesar, balanceándose en grandes curvas, con un tono bronce apagado en la piel.... Cuanto más miraba, más seguro estaba de que aquellas figuras eran reales y estaban vivas, aunque quizá no según los criterios en los que insistirían la cámara y el biólogo".
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)