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The Khazars Will Rise Again!: Mystery Tales of the Khazars
Khazaria resucitará. Hoy he tirado la réplica de plástico de mi propia cabeza (con el agujero de bala entre los ojos) a la incineradora, junto con las escasas pertenencias del difunto actor doble al que pagué para que interpretara a mi prometido, Tarkhan.
Esta tarde me encontraba en el Bagdad del nuevo milenio, pero no era el Bagdad que había cruzado muchas veces, cuando terminó el reinado de Haroun-Ar Rashid. Bagdad es donde me convertí en una reliquia, y debo reparar y restaurar la rectitud para poder volver a utilizar los secretos de la cueva de la Comadreja, mi fortaleza de viaje en el tiempo, muy lejos, en el Cáucaso. Soldados paseaban bajo la ventana de mi apartamento en un rascacielos, tras la invasión iraquí de Kuwait.
Yo tenía el Kalashnikov apuntando a un grupo de mujeres adolescentes, abajo, mientras mecían sus carritos de bebé. Los últimos rayos recalcitrantes del sol de agosto bañaban las abarrotadas calles de Bagdad. Una caravana de tanques militares se deslizó unos metros entre la Montaña de los Dos Cuernos, una piedra amarilla y estéril, y se detuvo junto al Tigris.
Mi prometido, el Dr. Tarkhan, que este año ya no era un baghatur (guerrero) khazar medieval, se hizo pasar por un patólogo estadounidense. El nuevo controlador, el hombre que ocupaba el segundo lugar en la línea de poder en Iraq, se paró cerca de su coche y se secó las lágrimas de los ojos.
Lo que este país necesita es una mujer justa y tolerante para presidente, le susurré a Tarkhan. Es un largo camino de vuelta a mi patria del siglo IX.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)