Los interrogadores: Task Force 500 y la guerra secreta de Estados Unidos contra Al Qaeda

Opiniones de los lectores

El libro ofrece una perspectiva desde dentro de las prácticas militares de interrogatorio, especialmente en el contexto de la Guerra contra el Terror. Aunque muchos lectores lo encuentran informativo y atractivo, algunos critican su exactitud, parcialidad y falta de suspense.

Los lectores aprecian el contenido informativo sobre las técnicas y operaciones de interrogatorio del Ejército. El libro destaca por ser ameno y de fácil lectura, y algunos lo consideran un valioso complemento a la literatura militar más centrada en la acción.

Los críticos señalan numerosos errores fácticos, un sesgo percibido en contra de otras organizaciones militares, y la falta de acción relacionada con el combate a pesar de la comercialización del libro. Algunos lectores opinan que la visión del autor sobre las operaciones de inteligencia es estrecha y excesivamente crítica.

(basado en 7 opiniones de lectores)

Título original:

The Interrogators: Task Force 500 and America's Secret War Against Al Qaeda

Contenido del libro:

Sólo en Afganistán se ha capturado, retenido e interrogado a más de 3.000 prisioneros en la guerra contra el terrorismo. Pero nadie sabe lo que ocurrió en esas interacciones entre prisionero e interrogador... hasta ahora.

En The Interrogators, Chris Mackey, interrogador jefe en la base aérea de Bagram y en Kandahar, donde se detuvo e interrogó por primera vez a prisioneros de Al Qaeda y talibanes, levanta el telón. Soldados especialmente entrenados en el arte del interrogatorio se enfrentaron cara a cara con el enemigo. Estas batallas mentales y psicológicas fueron tan agotadoras, dramáticas e importantes como cualquier otra en la guerra contra el terrorismo. Nos enteramos de cómo, bajo el mando de Mackey, su pequeño grupo de «soldados espías» logró un gran avance en la estrategia de los interrogatorios, reescribiendo técnicas y tácticas basadas en la Guerra Fría.

Mackey revela los trucos del oficio, y vemos cómo su equipo -cuatro hombres y una mujer- respondió a la presión y a los prisioneros. Cuando el grupo de Mackey terminó, prácticamente ningún prisionero quedó intacto.