Puntuación:
Ghosts of Empire», de Kwasi Kwarteng, analiza las incoherentes prácticas administrativas del Imperio Británico a través de la lente de seis antiguas colonias: Irak, Cachemira, Birmania, Sudán, Nigeria y Hong Kong. El autor sostiene que la dependencia del imperio de administradores coloniales individuales condujo a una falta de política coherente, con las consiguientes consecuencias a largo plazo para estas regiones. Aunque el libro ofrece críticas perspicaces y arroja luz sobre el legado colonial británico, algunos lectores consideran que algunas secciones resultan farragosas o cuestionan la selección de estudios de caso realizada por el autor.
Ventajas:El libro está bien documentado y ofrece una crítica exhaustiva del estilo de gestión del Imperio Británico, denominado «individualismo anárquico». Ofrece un profundo conocimiento de la correlación entre las acciones coloniales del pasado y los problemas contemporáneos de las antiguas colonias, lo que lo convierte en un valioso recurso para los aficionados a la historia. La narración es atractiva y presenta una visión matizada de los administradores coloniales, por lo que resulta a la vez informativa y sugerente.
Desventajas:Algunos lectores opinan que el análisis del libro sobre colonias concretas, como Hong Kong, podría haber sido más conciso. Además, surgen preguntas sobre por qué Kwarteng seleccionó las colonias concretas que eligió, y se pide un análisis económico más claro de las motivaciones británicas para la colonización. Las simplificaciones ocasionales y los errores percibidos llevan a algunos a cuestionar la solidez de los argumentos presentados.
(basado en 21 opiniones de lectores)
Ghosts of Empire: Britain's Legacies in the Modern World
Kwasi Kwarteng es hijo de padres cuyas vidas se forjaron como súbditos del Imperio Británico, primero en su Ghana natal y luego como inmigrantes británicos.
Kwarteng aporta una perspectiva única y unas credenciales académicas impecables a una historia narrativa del Imperio Británico que evita los juicios condenatorios y, en su lugar, ve el Imperio como lo que fue: una serie de feudos locales administrados en diversos grados de competencia o brutalidad por un elenco de personajes tan extravagantes y excéntricos como cualquier cosa conjurada por Gilbert y Sullivan. La verdad, como revela Kwarteng, es que no existía un modelo de administración imperial; en su lugar, los nombrados eran educados en una individualidad estrafalaria e independiente.
Como resultado, el Imperio no fue el producto de una gran idea, sino de una improvisación individual a menudo caótica. Las idosincracias de los virreyes y los soldados-diplomáticos que dirigieron la empresa colonial siguen repercutiendo en el mundo, de Cachemira a Sudán, de Bagdad a Hong Kong.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)