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The Profits of Failure: For-Profit Colleges and the Closing of the Conservative Mind
La mayoría de nosotros sabe poco sobre las universidades con ánimo de lucro, en parte porque se las considera "ciudadanos de segunda clase" de la enseñanza superior. Los padres sueñan con enviar a sus hijos a una escuela de la Ivy League, a una universidad de investigación emblemática, a su alma mater o a una potencia regional de la NCAA, pero no con enviarlos a una universidad con ánimo de lucro.
Es un prejuicio erróneo. Cada año, las buenas universidades con ánimo de lucro forman a miles de personas para que trabajen como auxiliares médicos, administradores de empresas, enfermeros titulados, cosmetólogos... empleos que pueden cambiarles la vida.
Sin embargo, las malas dejan a miles de estudiantes endeudados y sin trabajo.
El gobierno federal subvenciona en gran medida las universidades con ánimo de lucro, por lo que la regulación podría determinar el destino de miles de millones de dólares de los contribuyentes y, por tanto, nos interesa a todos: estamos ayudando a financiar esas universidades, incluidas las de mala reputación. Normalmente, los estudiantes que acuden a las universidades con ánimo de lucro se encuentran entre los más vulnerables de Estados Unidos: madres solteras, adultos desfavorecidos, veteranos, estudiantes de minorías y empleados a mitad de carrera que buscan mejorar sus vidas.
El peor escándalo de la educación superior es la formación deficiente que tantos de ellos reciben en instituciones con fines de lucro inadecuadas. El escándalo de los sobornos en las admisiones universitarias de 2019 palidece al lado de las injusticias que innumerables adultos sufren a manos de escuelas de bajo rendimiento y depredadoras. En 2019, tres cadenas universitarias de este tipo cerraron un total de ochenta campus a mitad de semestre, dejando tirados a 32.000 estudiantes a mitad de curso.
Tras años de sacrificio y duro trabajo, se enfrentaban a intentar completar sus carreras en otras instituciones -si es que encontraban alguna que aceptara sus créditos- o a cancelar sus préstamos federales y empezar de nuevo su educación profesional. Desde 2016, casi 300.000 estudiantes han solicitado la condonación de sus préstamos, alegando que sus universidades con fines de lucro los defraudaron. Qué podría hacer nuestro Gobierno para limitar estos abusos? Los beneficios del fracaso ofrece una respuesta definitiva.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)