Llevar la buena nueva a todas las naciones: La influencia evangélica en los derechos humanos y las relaciones exteriores de Estados Unidos

Título original:

To Bring the Good News to All Nations: Evangelical Influence on Human Rights and U.S. Foreign Relations

Contenido del libro:

Cuando los evangélicos estadounidenses acudieron en masa a América Latina, África, Asia y Europa del Este a finales del siglo XX para cumplir su mandato bíblico de evangelización global, sus experiencias en el extranjero les llevaron a comprometerse más profundamente en el activismo de política exterior en casa.

Lauren Frances Turek rastrea estas tendencias e ilumina las complejas y significativas formas en que la religión configuró el papel de Estados Unidos en el mundo de finales de la Guerra Fría. En To Bring the Good News to All Nations, examina el crecimiento y la influencia de los grupos de presión cristianos en política exterior en Estados Unidos a partir de la década de 1970, evalúa la eficacia de los esfuerzos cristianos para conseguir ayuda exterior para los regímenes favorecidos, y considera cómo esos mismos grupos promovieron la imposición de sanciones económicas y diplomáticas a las naciones que reprimían la evangelización.

Utilizando materiales de archivo de fuentes tanto religiosas como gubernamentales, To Bring the Good News to All Nations vincula el desarrollo del cabildeo evangélico en política exterior con la agenda misionera en el extranjero. Los estudios de caso de Turek -Guatemala, Sudáfrica y la Unión Soviética- revelan el alcance de la influencia cristiana en la política exterior estadounidense desde finales de la década de 1970 hasta la de 1990. La labor política de los evangélicos también transformó la vida de los cristianos en el extranjero y contribuyó a reorientar la política estadounidense de derechos humanos.

Los esfuerzos por promover la evangelización mundial y apoyar a los hermanos extranjeros llevaron a los activistas a presionar al Congreso para que concediera ayudas a regímenes favorecidos, aunque represivos, en países como Guatemala, al tiempo que imponía sanciones económicas y diplomáticas a naciones que perseguían a los cristianos, como la Unión Soviética. Esta defensa cambió las definiciones y prioridades de las políticas estadounidenses de derechos humanos, con repercusiones duraderas que pueden rastrearse hasta el siglo XXI.