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Henry escribía versos, que me citaba. La verdad, su sentido general se me escapaba por completo, pero las imágenes permanecían conmigo.
Se hablaba mucho de montañas y torrentes, de praderas salpicadas de flores, y crecía en mí la idea de un mundo especial que estaría a cierta distancia de París y adonde un día iría con él a pasear sin institutriz. Un lugar prodigioso, donde no llovería y la hierba estaría llena de violetas y completamente desprovista de lombrices y de las feas arañas que, en los prados familiares, me sumían en un frenesí de temerosa inquietud...
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)