La globalización y la consiguiente interconexión de los mercados están provocando un aumento de la presión competitiva para las empresas.
Este efecto de globalización va acompañado de un aumento de la necesidad de regulación jurídica, de modo que las empresas se enfrentan al reto de incorporar perspectivas jurídicas tanto a sus decisiones estratégicas como operativas. Por razones estructurales, las pequeñas y medianas empresas, en particular, no suelen disponer de un departamento jurídico propio o de personal jurídico especializado al que recurrir para abordar estas cuestiones.
Por lo tanto, se enfrentan a la disyuntiva de buscar constantemente asesoramiento jurídico o asumir el riesgo de errores y posibles multas, lo que puede conducir a un deterioro de la rentabilidad. De este modo, las empresas trasladan también la creciente presión económica al sector jurídico, que tiene que ofrecer sus servicios de forma cada vez más rápida y rentable. El sector jurídico, en particular, se caracteriza por unos recursos humanos cuyas capacidades son finitas.
La Dra. Cathleen Hesselbarth muestra que las aplicaciones de tecnología jurídica pueden ser un complemento útil para reducir el dilema entre unos recursos limitados y unas necesidades de información cada vez más rápidas, creando al mismo tiempo un vínculo interdisciplinar entre la empresa y el Derecho.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)