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The Seductive Sapphic Exploits of Mercedes de Acosta: Hollywood's Greatest Lover
Autodefinida como "seductora de mujeres hermosas" y fruto de una inmensa fortuna, la activista lesbiana Mercedes de Acosta (nacida en 1892) era descendiente de los duques de Alba de España y beneficiaria de la mejor educación y las mejores habilidades sociales que la fortuna de sus padres en la Edad Dorada podía comprar. Desde su posición en la aristocracia de la Belle poque, y continuando como "swinger" de la industria del arte hasta su muerte en 1968, se hizo famosa por seducir -y describir a socialités de ambos lados del Atlántico- al menos a una docena de mujeres que rápidamente se convirtieron en las celebridades más publicitadas y románticamente "inalcanzables" del mundo.
Durante su época de esplendor -la sexualmente permisiva "Pre-Code" de la pantalla muda y los primeros cines sonoros de Hollywood-, entre sus amantes se encontraban la magnate de la pantalla muda Nazimova, la trágica Jeanne Eagels, la aristócrata de sangre azul del escenario de Broadway en la Era del Jazz, Katharine Cornell, la diosa del cine más famosa de los años 30 y principios de los 40 (Greta Garbo), y al menos una docena más. Dentro de los círculos lésbicos de mediados de siglo, profundamente arraigados y fóbicamente cerrados, Mercedes se hizo extrañamente famosa como "la mayor amante de Hollywood".
Una de sus amantes, la bisexual de origen alemán Marlene Dietrich, puso en contexto las promiscuas indiscreciones de Mercedes: "Durante la República alemana de Weimar (1919-1933), en París, Londres, Berlín, y en los antros y cabarets de Hollywood y Nueva York, la promiscuidad era desenfrenada y sin ninguna preferencia particular por un género concreto".
En 1960, Mercedes publicó unas memorias "aguadas" (Here Lies the Heart) que se hicieron notorias al instante. En ellas "sacaba del armario" a muchas de sus parejas del mismo sexo. Unos años más tarde, envejecida, lisiada, ciega de un ojo y desesperadamente necesitada de dinero, vendió, para su publicación, algunas de las cartas de amor que décadas atrás le había enviado, entre otros, Greta Garbo. Y casi al final de su vida, en su casa (la histórica Magnolia House, en Staten Island), se mostró franca, sin rodeos ni disculpas durante las extensas entrevistas que mantuvo con el historiador cinematográfico Darwin Porter, coautor de este libro.
Sospechando que algún día él podría divulgar algunos de los secretos que ella revelaba, le advirtió: "No seas vulgar, querido, y prométeme que no publicarás nada mientras mis amigos vivan".
Porter hizo honor a su petición esperando hasta 2020 para publicar esta asombrosa visión de los contextos lésbicos clandestinos del escenario, la pantalla y las escenas editoriales de la primera mitad de "The American Century". Ningún otro libro ha interconectado tantos puntos. Nadie, hasta ahora, había tenido el valor.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)