Las revoluciones del color

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Título original:

The Color Revolutions

Contenido del libro:

Desde finales de 2003 hasta mediados de 2005, una serie de protestas callejeras pacíficas derrocaron regímenes corruptos y antidemocráticos en Georgia, Ucrania y Kirguistán, y dieron paso a la elección de nuevos presidentes en los tres países. Estos movimientos -conocidos colectivamente como las Revoluciones de Colores- fueron recibidos en Occidente como avances democráticos que podrían remodelar profundamente el terreno político de la antigua Unión Soviética.

Pero, como explica Lincoln A. Mitchell en The Color Revolutions, desde entonces ha quedado claro que estas protestas fueron tanto reflejos de continuidad como momentos de cambio radical. Estos movimientos no sólo no contribuyeron a impulsar el cambio democrático en otros Estados postsoviéticos, sino que su repercusión en Georgia, Ucrania y Kirguistán fue muy distinta de lo que se esperaba en un principio. De hecho, Mitchell sugiere que las Revoluciones de Colores se entienden mejor como fases de la larga transición poscomunista de cada país: acontecimientos significativos, sin duda, pero muy lejos de ser verdaderas revoluciones.

Las Revoluciones de Colores explora las causas y consecuencias de las tres Revoluciones de Colores -la Revolución de las Rosas en Georgia, la Revolución Naranja en Ucrania y la Revolución de los Tulipanes en Kirguizistán- identificando tanto temas comunes como variaciones nacionales. El análisis de Mitchell también aborda el papel de los programas estadounidenses de promoción de la democracia, las respuestas de los regímenes no democráticos a las Revoluciones de Colores, el impacto de estos acontecimientos en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, y las "revoluciones" fallidas en Azerbaiyán y Bielorrusia en 2005 y 2006.

En un momento en que la Primavera Árabe ha suscitado esperanzas de desarrollo democrático en Oriente Medio, el relato de Mitchell sobre las Revoluciones de Colores sirve como valioso recordatorio de los peligros de confundir momentos dramáticos con avances democráticos duraderos.