Puntuación:
El libro se considera una lectura importante, aunque difícil, que ofrece una visión crítica del sistema judicial estadounidense, su erosión histórica y la influencia de grupos como los masones. Muchos críticos consideran que se trata de una lectura esencial para quienes deseen comprender el sistema judicial, aunque algunos señalan que carece de la fluidez narrativa de otras obras del autor.
Ventajas:⬤ Informativo y revelador
⬤ proporciona información crucial sobre el sistema judicial
⬤ aborda la corrupción sistémica
⬤ escrito desde una perspectiva única
⬤ una lectura obligada para cualquiera que quiera entender los retos dentro del proceso judicial.
No es la lectura más suave en comparación con otros libros del autor; puede resultar abrumadoramente negativo o conspirativo para algunos lectores.
(basado en 4 opiniones de lectores)
The Rape of Justice: America's Tribunals Exposed
Las primeras codificaciones del derecho registradas en la civilización reconocían la importancia de la ley para nuestros sistemas humanos. Noé ordenó a sus hijos que observaran la justicia, que cubrieran las vergüenzas de su carne, que bendijeran a su Creador, que honraran a su padre y a su madre y que se abstuvieran de la iniquidad y la impureza.
Estos principios se refinaron más tarde en la forma en que los conocemos, los Diez Mandamientos. La existencia misma del hombre se basaba en su obediencia a la Ley de Dios. La tradición sostiene que esta ley se formuló como un reconocimiento verbal de la alianza entre Dios y su Pueblo.
Suponía una contraprestación por ambas partes, por lo que era un contrato legal y vinculante según los principios establecidos del Derecho. Sin embargo, este Pacto no abarcaba a toda la población conocida del mundo, sino únicamente a aquel grupo conocido como el Pueblo de Dios, el Pueblo de Israel.
Como se relata en el Génesis, el primer libro de la Biblia, el Hombre, es decir, Adán, era de tez rubicunda. Esta rudeza era el recuerdo consciente de su dedicación al cumplimiento de la Ley de Dios.
Cada vez que transgredía esta ley, se sonrojaba, en reconocimiento consciente de que había sido desobediente. La sangre acudía a su rostro, en un rubor visible, como la marca de su desobediencia y el recordatorio de que debía cumplir la Ley.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)