La sencillez en la predicación: Algunos consejos sobre un gran tema

Opiniones de los lectores

En las reseñas se aprecia la sencillez del libro y su enfoque directo de la predicación, y algunos elogian su eficacia tanto para predicadores noveles como experimentados. Sin embargo, hay críticas acerca de que el libro es anticuado y carece de profundidad en su aplicación.

⬤ Su estilo de redacción sencillo y conciso facilita su comprensión y aplicación.
⬤ Ofrece valiosas ideas sobre métodos efectivos de predicación.
⬤ Ryle enfatiza la importancia de la comunicación clara y la sencillez en el lenguaje para una mejor recepción del sermón.
⬤ Adecuado para predicadores de todos los niveles y fomenta los consejos prácticos.

⬤ Algunos consideran que el contenido es arcaico y carece de aplicación contemporánea.
⬤ Preocupa que pueda simplificar en exceso elementos complejos de la predicación y centrarse demasiado en la técnica en lugar de en la relación del predicador con Dios.
⬤ Algunos críticos creen que promueve el uso excesivo de ilustraciones en los sermones.

(basado en 13 opiniones de lectores)

Título original:

Simplicity in Preaching: A Few Hints on a Great Subject

Contenido del libro:

Mi discurso y mi predicación no fueron con palabras persuasivas de sabiduría humana, sino con demostración del Espíritu y de poder. (1 Corintios 2:4)

Alcanzar la sencillez en la predicación es de suma importancia para todo ministro que desee ser útil a las almas. Si no sois sencillos en vuestros sermones, nunca seréis comprendidos, y si no sois comprendidos, no podréis hacer bien a los que os escuchan. Por supuesto, el primer objetivo de un ministro debe ser predicar la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad tal como está en Jesús. Pero lo siguiente a lo que debe aspirar es a que su sermón sea comprendido, y no será comprendido por la mayoría de su congregación si no es sencillo.

No es fácil lograr la sencillez en la predicación. Me temo que una gran proporción de lo que predicamos no es entendido por nuestros oyentes más que si fuera griego. Cuando la gente oye un sermón sencillo o lee un tratado sencillo, suele decir: "¡Qué cierto! ¡Qué claro! ¡Qué fácil de entender! "y pueden suponer que cualquiera puede escribir en ese estilo, pero no son conscientes de la diligencia necesaria para mantener la sencillez.

La sencillez en la predicación no es una predicación infantil. Si suponemos que a la gente le gusta ese tipo de sermón, estamos muy equivocados. Si nuestros oyentes tienen la impresión de que los consideramos como un grupo de ignorantes para quienes cualquier tipo de "comida para niños" es suficiente, nuestra oportunidad de hacer el bien se pierde por completo. A la gente no le gusta ni siquiera la apariencia de una predicación condescendiente. Sienten que no los tratamos como iguales, sino como inferiores. A la naturaleza humana siempre le desagrada eso. Enseguida levantan la espalda, se tapan los oídos y se ofenden.

Por último, no es necesaria una predicación grosera o vulgar. Es muy posible ser sencillo y, sin embargo, hablar como un caballero con el porte de una persona cortés y refinada. Es un completo error imaginar que los hombres y mujeres incultos y analfabetos prefieren que una persona inculta les hable de forma analfabeta. Por regla general, la gente, sea cual sea su posición en la sociedad, sólo tolera la vulgaridad y la grosería en el púlpito cuando no puede conseguir otra cosa.