La representación de Agripina: Construcciones del poder femenino en el Bajo Imperio Romano

Título original:

Representing Agrippina: Constructions of Female Power in the Early Roman Empire

Contenido del libro:

Agripina la Joven, esposa del emperador Claudio y madre de su sucesor Nerón, ejerció el poder y la autoridad en el centro del imperio romano de un modo incomparable con casi ninguna otra mujer de la historia romana. Tal es, al menos, el retrato de Agripina que nos ofrecen nuestras fuentes y que ha perpetuado la erudición moderna.

En esta obra póstuma, Judith Ginsburg ofrece una nueva visión de las representaciones literarias y materiales de Agripina. A diferencia de tratamientos anteriores, no pretende ni condenar ni rehabilitar a Agripina. Tampoco trata de exhumar a la "verdadera Agripina" de los retratos embellecidos o fabricados que se encuentran entre los antiguos.

Ginsburg centra su atención en las propias representaciones.

Su meticulosa disección de las representaciones de los historiadores expone los tropos retóricos, los motivos recurrentes y la artesanía que dieron forma a la imagen literaria de Agripina. Los diseños, como muestra Ginsburg, eran algo más que florituras literarias.

Pretendían difuminar los límites entre el ámbito doméstico y el imperial, desplegando la imagen de Agripina como esposa y madre dominante para sugerir los defectos y la inestabilidad del régimen, una familia disfuncional que conllevaba un sistema de gobierno disfuncional. Las inversiones de género en el ámbito doméstico se reproducían en la escena pública a medida que el gobierno imperial se veía comprometido por el ascendiente femenino. Los estereotipos distorsionados de la "madrastra malvada", la mujer dominante y la transgresora sexual se aplicaron para subrayar las violaciones de estatus y la alteración de las relaciones de género que caracterizaron a la administración imperial.

Ginsburg tiene un ojo tan agudo para las representaciones (erróneas) visuales como para las literarias. Las representaciones de Agripina en monedas y estatuas contrastan con las pruebas escritas. Aparece como matrona y sacerdotisa, emblema de la rectitud doméstica y la piedad pública, y figura central en la continuidad de la dinastía.

Ginsburg demuestra incisivamente los medios por los que la imagen de Agripina fue moldeada tanto para servir a los intereses del régimen Julio-Claudia como para promover los fines de sus críticos.