La noche estrellada: La depresión tardía de la reina Victoria

Opiniones de los lectores

Actualmente no hay opiniones de lectores. La calificación se basa en 2 votos.

Título original:

Staring Night: Queen Victoria's Late-Life Depression

Contenido del libro:

De la Introducción:

¿Cuáles fueron las facetas del carácter y la posición de la Reina Victoria que hicieron que su nombre encapsulara los valores de toda una época? Su condición única de mujer soberana (la quinta desde 1066).

Su longevidad.

Y los brillantes éxitos políticos y militares que se habían logrado en su nombre. Además, la Reina estaba dotada precisamente de esas cualidades personales que admiraba en la joven princesa May de Teck, * a quien valoró con entusiasmo en 1890 como novia para su nieto, el príncipe Alberto Víctor de Gales, heredero del heredero en línea directa al trono. Como potencial reina consorte, May personificaba los propios ideales de la reina Victoria. En una carta a su hija Vicky, la Reina describió a May como "el reverso de oberflachlich superficial)... May es una chica particularmente agradable... reservada hasta que la conoces bien... siempre ocupada... y) bien informada" (Pope-Hennessy, 1959, p. 207). De hecho, May Teck era casi fóbicamente tímida, como lo era la propia Reina, pero la reserva pública, la seriedad resuelta, el esfuerzo sincero por hacer lo que le parecía correcto y justo, son algunos de los aspectos característicos del temperamento que la Reina Victoria compartía con la Princesa May.

Desde los 42 años hasta el final de su vida, la reina Victoria adoptó la viudedad como su principal identidad personal. El cumpleaños del Príncipe Alberto y el aniversario de su muerte se convirtieron en los puntos de anclaje de su calendario, dos acontecimientos centrales en torno a los cuales se organizó todo lo demás en su vida. Ambas fechas fueron observadas casi religiosamente por la Reina durante el resto de su vida y con creciente emoción a medida que avanzaban sus años de viudedad.

Tal vez sea el famoso retrato del pintor austriaco Heinrich von Angeli el que mejor refleja la doble identidad de la Reina Victoria tras la muerte de Alberto, como viuda y Reina Regente, mostrando su vestido negro de luto y su velo nupcial de encaje, así como el distintivo fajín de la Soberana. Este evocador retrato fue encargado en 1899, en un momento en que la reina Victoria no sufría una depresión grave, ya que a principios de la década de 1880 se había recuperado en gran medida de su prolongado dolor por la muerte de Alberto. No obstante, la expresión facial de la Reina en el retrato de von Angeli evoca cansancio y vulnerabilidad. Reproducido en la portada de este libro, el retrato también presagia el futuro inmediato de Victoria: En los últimos cinco meses de su vida, la Reina iba a estar en un continuo estado de luto a medida que se acumulaban nuevas pérdidas. Romántica en una época decididamente postromántica, la reina Victoria se enfrentaría en su vejez a estos nuevos duelos con su propio estilo emotivo e hiperbólico.