La muerte de Jesús en el pensamiento neotestamentario: Volumen 1: Antecedentes

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Título original:

Jesus' Death in New Testament Thought: Volume 1: Background

Contenido del libro:

La muerte de Jesús en el pensamiento neotestamentario no se parece a nada que se haya escrito sobre el tema hasta la fecha. Representa una ruptura radical con los modelos o "teorías" tradicionales de la expiación basados en ideas como la sustitución penal, la participación en Cristo y el motivo Christus Victor, afirmando que todas estas ideas, tal como se entienden comúnmente, son ajenas al pensamiento neotestamentario. Basándose en su análisis del pensamiento judío del segundo templo, Brondos demuestra que, para los judíos de la antigüedad, lo que expiaba los pecados y llevaba a las personas a ser declaradas justas a los ojos de Dios no era el sacrificio, el sufrimiento o la muerte en sí mismos, sino el compromiso renovado de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios que manifestaban por medio de sus ofrendas sacrificiales y, a veces, su disposición a soportar el sufrimiento y la muerte por fidelidad a esa voluntad.

Según el pensamiento de los primeros seguidores de Jesús, de acuerdo con un plan divino concebido antes de los siglos, en Jesús Dios había enviado a su Hijo para establecer en torno a él una comunidad de personas plenamente comprometidas con la práctica del amor, la justicia, la solidaridad y la rectitud asociadas a la voluntad de Dios para todos. La dedicación de Jesús a esta tarea le llevó a enfrentarse y a entrar en conflicto con los poderes y las autoridades de su tiempo, que intentaron silenciarlo haciéndole ejecutar. Como se mantuvo firme y fiel a esa tarea en lugar de retroceder ante ella, fue crucificado en una cruz romana.

Sin embargo, paradójicamente, sentó así las bases para la existencia de la comunidad que Dios había deseado desde el principio, sellándola para siempre como una comunidad a la que nadie podía pertenecer realmente sin asumir el mismo compromiso firme con Jesús y con todo aquello por lo que había vivido y muerto. Los que forman parte de esta comunidad, viviendo de la fe bajo Jesús como su Señor resucitado, llegan a practicar la voluntad de Dios redefinida a través de Jesús y sobre esa base son perdonados y aceptados como justos por Dios.

Así, al entregar su vida por amor a los demás en fidelidad a la tarea que su Padre le había encomendado, Jesús ha logrado la redención, reconciliación, limpieza y justificación de quienes ahora viven bajo su señorío como miembros de la comunidad mundial de creyentes de todas las naciones que Dios ha establecido por medio de él y de su muerte, en cumplimiento de las promesas que Dios había hecho desde antiguo a su pueblo Israel.

En el volumen 1, Brondos examina los textos pertinentes de la Antigüedad para rastrear los antecedentes y el desarrollo de estas ideas. Su argumento no dejará al lector ninguna duda de que los primeros seguidores de Jesús entendieron el significado salvífico de su muerte o sangre del modo que acabamos de esbozar y, por tanto, que las interpretaciones tradicionales de su muerte que han prevalecido desde la patrística hasta el presente no reflejan fielmente su pensamiento tal como lo encontramos en el Nuevo Testamento.

En el volumen 2, Brondos examina las alusiones formulaicas a la muerte de Jesús que encontramos esparcidas por el Nuevo Testamento y otros escritos de los primeros cristianos para demostrar que son precisamente estas las ideas que subyacen tras esas alusiones. Al mismo tiempo, a través de su análisis de los escritos de Melito de Sardis e Ireneo de Lyon, aporta pruebas claras de que, a finales del siglo II, empezaron a leerse en esos textos ideas ajenas a ellos, con el resultado de que las concepciones originales de la muerte de Jesús que se habían desarrollado entre sus primeros seguidores fueron sustituidas por otras contrarias a su pensamiento.

En su Conclusión, Brondos argumenta que sólo rechazando los modelos tradicionales de expiación y volviendo a la enseñanza neotestamentaria sobre esta doctrina central puede la Iglesia cristiana responder eficazmente a la crisis a la que se enfrenta hoy y lograr la restauración del tipo de comunidades imaginadas por Jesús y sus primeros seguidores.