La lucha contra Vichy a caballo: La caballería montada británica en acción, Siria 1941

Título original:

Fighting Vichy from Horseback: British Mounted Cavalry in Action, Syria 1941

Contenido del libro:

Este libro comienza con la historia de una división que nunca estuvo destinada a combatir: la I División de Caballería británica en la Segunda Guerra Mundial. Estaba compuesta casi exclusivamente por jinetes del Ejército Territorial Británico, una fuerza que había sido ignorada por las reformas militares de Whitehall desde 1920. Una de sus únicas mejoras en el siglo XX había sido la sustitución de las empuñaduras de sable de cuero por otras de goma. Cuando llegó la guerra en 1939, los únicos planes que existían para ellos eran movilizarse debidamente con caballos comprados obligatoriamente a la población civil. Esta combinación de caballos territoriales y civiles de pedigrí desconocido no impresionó a nadie al principio. Incluso hoy, fuera de las historias de los regimientos y de los diarios de guerra, su contribución combativa apenas se acredita. Sin embargo, en mayo de 1941, una incongruente saga de engaño, desesperación y reinvención, vio a los jinetes británicos avanzar hacia Siria en la Operación "Exportador", con cada jefe de patrulla empuñando nerviosamente su sable con empuñadura de goma. Las patrullas de vanguardia no tardaron en ser atacadas, y un regimiento entero nadaba por el río Litani, con algunos elementos enfrentándose a aviones.

Increíblemente, al final de la campaña, estos jinetes habían demostrado ser tan eficaces que los británicos habían reescrito por completo su doctrina para la caballería montada. Que los jinetes fueran capaces de adaptarse y vencer en 1941, montados como estuvieron durante toda la campaña, es uno de los aspectos más notables de su saga. El hecho de que alguna vez fueran movilizados como caballería es probablemente el segundo.

Desde la reorganización de las fuerzas de reserva en 1920, la caballería estaba teóricamente destinada a la mecanización. Cuando estalló la guerra, en septiembre de 1939, los vehículos y el entrenamiento aún no se habían materializado y esta caballería estaba preparada para muy poco; más de la mitad de los soldados eran ciudadanos que nunca habían montado antes de alistarse en abril de 1939. Cualquier duda que pudieran tener las autoridades sobre la inadecuación de la división para el servicio activo debió de verse confirmada por la odisea de tren, transbordador y alcohol que llevó a los 7.800 caballos y hombres a Palestina, perdiéndose unos a otros en varias etapas del camino. Uno de ellos se encerró con su caballo en una sala de espera con brandy hasta que llegó la ayuda. Sin embargo, esta era la fuerza que estaba destinada a guarnecer Palestina.

Para Churchill eran un anacronismo. Se quejaba de su existencia y afirmaba que estos regimientos merecían un "papel de hombres en esta guerra". Reprendió personalmente a los responsables de mantener soldados a caballo. Sin embargo, sus subordinados le engañaron deliberadamente y siguieron manteniendo un brazo de caballería para proteger la frontera norte del mando de Oriente Próximo.

La historia detrás de estas mentalidades enfrentadas forma parte de la historia de la I División de Caballería tanto como sus hazañas en Siria. La historiografía de la caballería y de lo que era capaz de hacer comienza con el paradigma Liddell-hart, luego David French y David Kenyon et al. Pero lo que la impulsa son los relatos de los hombres y sus caballos de los que tan poco se esperaba en 1939.