La intolerancia y el Evangelio: Textos escogidos del Nuevo Testamento

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Título original:

Intolerance And the Gospel: Selected Texts from the New Testament

Contenido del libro:

Los cristianos contemporáneos suelen suponer que el cristianismo es bastante afín a los ideales democráticos que constituyen la base de las sociedades occidentales libres y abiertas. Entre estos ideales se encuentra la libertad religiosa, que fomenta una amplia tolerancia hacia los diferentes sistemas de creencias.

Sin embargo, un examen cuidadoso de las creencias cristianas fundamentales y de la historia del cristianismo revela poca tolerancia hacia el pensamiento o la acción fuera de la tradición cristiana ortodoxa. En este esclarecedor análisis de textos clave del Nuevo Testamento, el historiador del cristianismo primitivo Gerd Ldemann analiza la actitud intrínsecamente intolerante que ha caracterizado a los sistemas de creencias monoteístas en general y al cristianismo en particular. Como señala Ldemann, el cristianismo evolucionó en el contexto del pluralista Imperio Romano, que generalmente permitía sistemas de creencias separados siempre que no se cuestionara la lealtad política al Estado romano.

Irónicamente, los cristianos heredaron su intolerancia esencial del judaísmo, cuyo primer mandamiento es la expresión de un Dios celoso: "Yo soy el Señor, tu Dios.... No tendrás dioses ajenos delante de mí".

Después de que el cristianismo se convirtiera en la religión estatal de Roma, la tolerancia desapareció y no reapareció en la escena mundial hasta la Ilustración europea del siglo XVIII. Además de la discusión de estas cuestiones, Ldemann presenta un análisis textual en cinco capítulos de algunas de las cartas del Nuevo Testamento.

En cada caso traduce la carta, presenta comentarios textuales y demuestra cómo el texto refleja la intolerancia cristiana hacia los herejes y los no creyentes. En conclusión, Ldemann sugiere que los intentos de armonizar el cristianismo con el ideal democrático de tolerancia no pueden funcionar realmente porque existe una contradicción lógica.