Puntuación:
El libro ofrece un relato atractivo y bien documentado de una parte menos conocida de la historia de la aviación estadounidense, centrado específicamente en la Prueba de Fiabilidad Transcontinental de 1919. Destaca el valor de los primeros aviadores y ofrece una visión del desarrollo de la aviación comercial, al tiempo que entreteje historias personales y contexto histórico a lo largo de la narración.
Ventajas:Una investigación exhaustiva, una escritura atractiva, imágenes vívidas, historias bien contadas de pilotos valientes y acontecimientos históricos, una visión fascinante de la tecnología aeronáutica de los primeros tiempos, un rico retrato de los personajes, ideal para los entusiastas de la historia y la aviación, agradable tanto para los ávidos lectores como para los no lectores.
Desventajas:⬤ Algunos críticos opinan que el libro describe erróneamente el acontecimiento como «La Gran Carrera Aérea» y sugieren que carece de profundidad en relación con todos los participantes
⬤ las fotos se colocan al final en lugar de integrarse en la narración
⬤ partes de la narración se perciben como inconexas
⬤ la atención puede decaer durante ciertas secciones.
(basado en 38 opiniones de lectores)
The Great Air Race: Glory, Tragedy, and the Dawn of American Aviation
Años antes de que el vuelo de Charles Lindbergh de Nueva York a París electrizara a la nación, un grupo de temerarios pilotos, la mayoría veteranos de la Primera Guerra Mundial, acercaron la aviación a las masas compitiendo en la sensacional carrera aérea transcontinental de 1919. La competición despertó en los estadounidenses el interés por las posibilidades prácticas del vuelo, pero a pesar de su importancia, hasta ahora ha caído prácticamente en el olvido.
En La Gran Carrera Aérea, el periodista y piloto aficionado John Lancaster recupera por fin este acontecimiento histórico y a los aviadores anónimos que compitieron por ser el hombre más rápido de América. Su emocionante crónica comienza con el empresario de la carrera, el general de brigada Billy Mitchell, que creía que el futuro de la nación estaba en los cielos. El concurso de Mitchell -los críticos lo calificaron de acrobacia- era una empresa arriesgada, dado que los DH-4 y los Fokkers que pilotaban los concursantes eran casi cómicamente inadecuados para los viajes de larga distancia: los motores se incendiaban en vuelo; los toscos instrumentos de vuelo eran de poca ayuda en las nubes y la niebla; y los aviones sin frenos eran propensos a volcar en el aterrizaje.
Sin embargo, los aviadores poseían un desprecio casi inhumano por su propia seguridad, desafiando ventiscas y fallos mecánicos mientras aterrizaban en remotos maizales o al borde de acantilados. Entre los más talentosos estaban Belvin "The Flying Parson" Maynard, cuyo perro, Trixie, compartía la cabina trasera con su mecánico, y John Donaldson, un héroe de guerra que escapó dos veces de la prisión alemana. Los reporteros se hicieron eco de sus rivalidades, y las multitudes a lo largo de la ruta de la carrera estallaron, con los estadounidenses de a pie ansiosos por echar un vistazo por primera vez a los aviones y a los míticos "hombres pájaro" que los pilotaban.
La carrera fue una prueba de resistencia que muchos pilotos no terminaron: algunos abandonaron por puro agotamiento, mientras que otros, traicionados por sus motores o sus instintos, perecieron. Lancaster sostiene que, a pesar de su tragedia, la carrera impulsó a la nación a adoptar la tecnología del vuelo. Una emocionante historia de hombres y sus máquinas, The Great Air Race ofrece un nuevo punto de origen para la aviación comercial en Estados Unidos, al tiempo que amplía enormemente nuestro panteón de héroes de la aviación.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)