La correspondencia completa de Hryhory Skovoroda: Filósofo y poeta

Título original:

The Complete Correspondence of Hryhory Skovoroda: Philosopher And Poet

Contenido del libro:

El filósofo religioso y poeta Hryhory Skovoroda (1722-1794) es descrito por muchos como el Sócrates ucraniano y fue uno de los hombres más eruditos de su época. Era un políglota que conocía la Biblia prácticamente de memoria, así como los escritos de los Padres de la Iglesia y la literatura de la antigüedad griega y romana. El eminente crítico literario Ivan Dziuba considera a Skovoroda la mayor mente ucraniana de todos los tiempos. Yuri Andrujovich, uno de los escritores ucranianos más destacados de la actualidad, le llama "el primer hippie ucraniano" por su estilo de vida itinerante y su rechazo de la vida mundana. El impacto de la vida y la obra de Skovoroda está bien documentado en importantes escritores de generaciones futuras, como León Tolstoi, Andrei Bely y Pavlo Tychyna, por citar sólo algunos. Ninguna de las obras de Skovoroda apareció durante su vida: se publicaron por primera vez en 1837 en Moscú. Los textos de las obras de Skovoroda fueron conservados en su mayor parte por su amigo de toda la vida, Mykhailo Kovalynsky, a quien había entregado los manuscritos. Los escritos conservados de Skovoroda consisten en una colección de treinta poemas titulada El jardín de los cantos divinos, junto con otros poemas ocasionales, una colección de fábulas titulada Fábulas de Kharkiv, que se publicó en 1990, y diecisiete tratados filosóficos. La mayoría de los tratados fueron compuestos durante la última parte de su vida.

Las cartas de Skovoroda aparecen aquí íntegramente en inglés por primera vez, acompañadas de una introducción invitada de Leonid Rudnytzky.

Skovoroda nació el 3 de diciembre de 1722 en el seno de una familia cosaca pobre en la aldea de Chornukhy, en Ucrania, que entonces formaba parte del Imperio ruso. Estudió en la famosa Academia Kyiv-Mohyla en varios momentos de su vida, pero nunca completó sus estudios de teología. Entre 1741 y 1744 vivió en Moscú y Petersburgo, donde formó parte del coro imperial de la emperatriz rusa Isabel I. Entre 1745 y 1750 vivió en Tokai (Hungría), donde fue director musical de una misión rusa. Tras regresar a Kiev en 1750, enseñó poética en Pereyaslav. Durante gran parte de 1753-1759 trabajó como tutor del hijo del terrateniente Stepan Tomara. Después enseñó poética, sintaxis, griego y ética en el Colegio de Kharkiv durante diez años, pero abandonó el puesto tras los ataques personales a sus enseñanzas. Tras sufrir una crisis espiritual, decidió dedicar su vida por entero a Dios y a una vida de pobreza. Durante el resto de sus días, vivió como un ermitaño religioso errante, viajando sólo con una Biblia en su mochila y pocas posesiones mundanas. Se alojaba en casa de varios amigos, a menudo dando clases a cambio de comida y alojamiento.

Tres días antes de su muerte, en 1794, empezó a cavar su propia tumba y pidió que en su lápida se inscribiera el siguiente epitafio: "El mundo intentó atraparme pero nunca pudo", queriendo decir que los aspectos materiales de la vida terrenal nunca pudieron seducirle.