La construcción de un orden mundial justo

Título original:

Building a Just World Order

Contenido del libro:

Un orden internacional democrático y equitativo es posible. La humanidad necesita este orden basado en normas y aplicable para el desarrollo sostenible y el bienestar de las generaciones futuras.

Aunque organizaciones intergubernamentales como la Oficina Internacional del Trabajo y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación han hecho avanzar la visión de un orden mundial justo y han contribuido a cumplir los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas -promover la paz, el desarrollo y los derechos humanos-, los esfuerzos de la comunidad internacional se han quedado cortos. En 2011, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU creó el mandato del Experto Independiente sobre la Promoción de un Orden Internacional Democrático y Equitativo. Este libro recopila 14 informes, notas informativas y comentarios del Dr.

Alfred de Zayas, primer titular del mandato (2012-2018). Formula 25 principios de orden internacional, define la democracia nacional e internacional, el derecho de autodeterminación de los pueblos y el derecho humano a la paz.

Propone reformas concretas del sistema de la ONU, en particular del Consejo de Seguridad y de las funciones del Secretario General, y aboga por revertir los efectos adversos de las políticas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, recortar los gastos militares, hacer compatibles los acuerdos de libre comercio con los derechos humanos, abolir los paraísos fiscales y los arbitrajes inversor-Estado, paliar la crisis de la deuda externa, criminalizar a los especuladores de la guerra y a los buitres de las pandemias. Zayas denuncia las medidas coercitivas unilaterales, las sanciones económicas y los bloqueos financieros, porque está demostrado que han causado cientos de miles de muertos, crímenes contra la humanidad según el artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Zayas aborda el derecho a una información fiable, la libertad de expresión, la censura de gobiernos y medios de comunicación privados, propone una Carta de Derechos de los Denunciantes, repudia la antidemocrática «cultura de la cancelación» y exige responsabilidades por los crímenes contra los pueblos indígenas, el ecocidio, las «entregas extraordinarias» y la tortura en Guantánamo.

Formula recomendaciones pragmáticas a los Estados, las organizaciones internacionales y la sociedad civil. En 2017, ante la Asamblea General, Zayas deploró la brecha de implementación que convierte a los relatores de la ONU en «una asamblea de Cassandras», y pidió un compromiso renovado con la política ética y la espiritualidad de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cosechando un aplauso sin precedentes de los delegados de la AGNU y las ONG.