Puntuación:
El libro «The Kitchen of Small Hours», de Derek Otsuji, es elogiado por su poesía lírica y legible, que resuena en los lectores a través de temas cercanos y bellas imágenes. Aborda diversos temas, incluidas experiencias personales y culturales, de un modo que conecta profundamente con el público.
Ventajas:La poesía logra un excelente equilibrio entre lirismo y legibilidad, lo que la hace accesible y cercana. Muchos poemas evocan emociones fuertes y reflexiones personales, como «Comfort Food» y «The Rabbit in the Moon», al tiempo que tocan temas históricos más complejos, como la nostalgia y la memoria. Los lectores encuentran la obra atractiva y expresan su deseo de leer más de este poeta.
Desventajas:Las reseñas no destacan ningún inconveniente significativo, aunque cabe deducir que la complejidad de algunos temas podría suponer un reto para los lectores menos familiarizados con el contexto histórico.
(basado en 2 opiniones de lectores)
The Kitchen of Small Hours
Reimaginando el esquivo sueño americano
En La cocina de las horas pequeñas, Derek N. Otsuji abraza la fragilidad y la resistencia de una familia de inmigrantes de dos prefecturas de Japón: Kagoshima, en el sur, y Okinawa, una isla a más de cuatrocientas millas del continente. En estos poemas, cinco generaciones cantan, salvan, regañan, entierran y cocinan contra la cultura y la historia que surgieron de las plantaciones de piña y caña de azúcar del Hawai de mediados del siglo XIX, de los escenarios de bombas y odios de la II Guerra Mundial, y de la industria conservera y turística del siglo XX. Otsuji escribe sobre cómo su familia utilizaba las historias y la alegría ruda para llenar los espacios separados de los campos de caña y la fábrica de conservas. Sus recetas, rituales, celebraciones, canciones, bailes, mitos e historias familiares pasaron de la abuela al padre y de éste al hijo, que las pliega en letras de canciones.
Aquí también hay susurros, fracasos y ausencias rastreables: un rostro eliminado de las fotos, un amor silenciado para ser aceptado, un primogénito muerto alojado en una urna. Hay cosas que nadie pretendía dar. De todos modos, el lenguaje de Otsuji está hambriento de ellas. Los inquietantes reencuentros entre autor y antepasado calan tan hondo como las raíces y se aferran con la misma fuerza. La olla, la foto familiar, la luna se repiten como imágenes que alimentan y reconfortan. Lírica y cálida, la voz de Otsuji hace sonar un tendón de palabras que hacen perdurables los vestigios de la herencia y el hogar. En estos poemas, cada nueva generación trata de reimaginar para sí misma el esquivo sueño americano.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)