La chatarra de Paragon

Título original:

The Paragon Junk

Contenido del libro:

Cuando empiezan a aparecer mensajes crípticos en los blogs de un conocido escéptico de los marginalistas (especialmente de las ideas pseudocientíficas de los teóricos del astronauta ancestral), al principio los ciberataques se descartan como palabrería esotérica pregonada por la última secta de la Bay Area. Al poco tiempo, los podcasts que desacreditan a los supercreyentes de los OVNIs también son atacados con una estética sorprendentemente futurista que resulta tan desconcertante como su abstruso contenido.

Mientras lidia con estas intrusiones, tiene que enfrentarse a otros problemas en su piso de Silicon Valley: el hijo adolescente de su novia tiene aspiraciones transhumanas y su guapísima novia (a la que le gusta llevar bodies plateados de lycra y perfumes con curiosas notas metálicas) le está contando constantemente una serie de situaciones que le hacen perder la cabeza, incluidos rumores de que su madre genetista está realizando experimentos encubiertos que implican modificaciones más radicales del genoma humano que las que se incluyen en el brillante folleto de Cellectech para bebés de diseño. Añádase a esto la oscura sociedad secreta que está convencida de que los mensajes fantasmas de la web pertenecen a conocimientos prohibidos redactados a partir del mito condensado del Jardín del Edén. Por razones que sólo conoce el círculo interno de Phoenix Orientum, sospechan que los medios celosamente guardados para rejuvenecer a la humanidad han sido implantados en la cabeza del escéptico, asegurados por una cerradura mental casi impenetrable.

Perseguido por los siniestros y, al mismo tiempo, en busca de explicaciones más prosaicas para los episodios paranormales que ahora plagan su existencia diaria, es mientras participa a regañadientes como el "equilibrio" en un documental de la startup Paragon Makings que la alta extrañeza desafía cualquier interpretación racional. Lo que le espera es un fatídico descubrimiento que ni siquiera los bichos raros del blog, las luminarias del paleo-contacto y un travieso par de bio-hackers podrían haber imaginado jamás.