La autenticidad de los Evangelios

Título original:

The Authenticity of the Gospels

Contenido del libro:

Que los Evangelios son los escritos de sus autores apostólicos tradicionales se consideró durante mucho tiempo una verdad establecida. También se sostuvo durante mucho tiempo que Mateo fue el primero y ya en los años 40 d.C., seguido por Marcos y Lucas, y por último por Juan, y que todos fueron escritos antes del año 70 d.C. aproximadamente. Estos puntos de vista han sido puestos en duda o negados por los estudiosos del Nuevo Testamento desde finales del siglo XVIII. La opinión dominante es que los Evangelios no fueron escritos por testigos presenciales, aunque dependen de material que puede remontarse a testigos presenciales. Se dice que Marcos fue el primero en escribirse y no mucho antes del año 70 d.C.. Mateo y Lucas son posteriores y dependen de Marcos y de algunas fuentes desconocidas. Juan es el último, sigue una tradición independiente y podría ser tan tardío como el año 100 DC.

La razón de este cambio de puntos de vista es el llamado método histórico crítico, que pretende ser científico y estar al día en la crítica literaria y la detección de diferentes estratos temporales en los textos escritos. El método también asume que los informes de milagros y otros fenómenos sobrenaturales no son históricos, sino invenciones posteriores añadidas con fines religiosos.

Este libro demuestra que el método histórico-crítico no es histórico, ni crítico, ni siquiera un método. En efecto, el método supone, pero no puede demostrar, que los sucesos sobrenaturales no son históricos; ignora las pruebas históricas sobre el origen y la autoría de los Evangelios; su crítica literaria es poco imaginativa y su aplicación a las cuestiones de datación, arbitraria. No hay ninguna razón para aceptar sus resultados como bien fundados o incluso creíbles. La datación y la autoría tradicionales de los Evangelios son las únicas que tienen sentido.

No obstante, los elementos del método histórico-crítico tienen un uso legítimo si se aplican con equidad y se toman junto con las pruebas históricas y el hecho (bien establecido por los testigos oculares) de las realidades sobrenaturales. Cuando estos elementos se utilizan de este modo, se puede demostrar que ofrecen versiones plausibles y defendibles del origen, en particular, de los Evangelios de Marcos y Lucas, que, junto con Mateo, muestran signos de dependencia y solapamiento. Si se toman en serio las pruebas históricas y se aplica con justicia la crítica literaria, se puede dar una explicación plausible del origen, en particular, del Evangelio de Marcos, de cómo surgió de la predicación de Pedro en relación con el más antiguo Evangelio de Mateo y con el más reciente Evangelio de Lucas patrocinado por el apóstol Pablo.

Este relato alternativo de los orígenes de Marcos y Lucas es un buen ejemplo de cómo las pruebas históricas y la crítica literaria pueden utilizarse para explicar fenómenos que de otro modo resultarían desconcertantes. Este relato quizá no sea el único que salve todos los fenómenos. Pero muestra cómo la autoría y datación tradicionales de los Evangelios, contrarias al método histórico crítico, dan un sentido excelente a todos los fenómenos: literarios, históricos y racionales. El punto de vista tradicional sobre los Evangelios es el único sensato que hay que adoptar.